RINCÓN DE PETUL

Un creador del quetzal, el guatemalteco R. Felipe Solares

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Bien recuerdo el orgullo que despertaba la fortaleza de la moneda nacional, el quetzal, aún en las postrimerías del siglo pasado. El hecho de que un país tan chico como el nuestro mantuviera paridad con el dólar universal por tanto tiempo era un tanto extraordinario. Aún hoy, en ese aspecto, persiste la tranquilidad y confianza gracias a la estabilidad de esa misma moneda que, aunque menos cerca ya de una paridad, aún soporta los embates de la fluctuación ante los que otras naciones —aún las grandes— han sucumbido. Considero que el público bien reconoce esta bondad en nuestra tierra. Sin embargo, algo que no se sabe tanto, es la génesis de esta estabilidad, de la cual, la moneda, fue tan solo uno de sus componentes. Y otro elemento que permanece ignorado es el nombre de un principal gestor de la estabilización económica que resultó en la Reforma Monetaria de 1924.

' Los principios a los que se aferró son los que ahora más faltan.

Pedro Pablo Solares

Conocer sobre R. Felipe Solares concierne a los guatemaltecos, quizás hoy más que nunca, pues los principios a los que se aferró son los que ahora más faltan. Hombre con prominencia en lo privado y público, usó talentos innatos para ordenar proyectos; para administrarlos inmaculadamente y dirigirlos hacia un beneficio general. Virtud suya: el resultado. Hombre común, llegado sin el privilegio de la fortuna recibida, en solitario creció hasta las más altas esferas de las decisiones. Un visionario de la modernidad. Prácticamente, del obrero uso de la escoba, pasó a talentoso administrador de casas de comercio. Su honestidad brutal, y su sentido lógico del orden, lo fueron haciendo requerido. A la Sociedad de Auxilios Mutuos del Comercio: la presidió. Al Comité France Amerique, lo presidió. A promover la creación de la Cámara de Comercio, resultando electo como su primer presidente.

Irónicamente reacio al renombre, escribió memorias sobre su vida y obra, pero con la única intención de que fueran conocidas por su descendencia. De su lectura, se traza una línea clara que explica cómo la promulgación de la Ley Monetaria de 1924 (que crea el quetzal, cuando él ya no era ministro), se retrotrae a un proceso que surgió desde su intervención en la Cámara de Comercio, y pasando por los esfuerzos que realizó como Ministro de Hacienda, ya durante el periodo de J. M. Orellana, y en su presidencia del Banco Nacional. Añado que no deja duda de que, de principio a fin, él fue un común protagonista. Con detalles, la narración cuenta cómo el esfuerzo por la salud monetaria y financiera que heredamos fue magnánimo contra intereses de particulares con poder. Algunos de ellos, que luego acapararon el crédito de la obra que no les habrá quedado más remedio que de aceptar y firmar.

La Editorial Universitaria USAC entregó esta semana última estas inéditas memorias, en el libro “Un siglo de silencio, R. Felipe Solares, Creador de la Moneda Nacional”. Jorge Solares, mi padre, su hijo, es el editor. Surgió la idea de su publicación con el mérito del economista historiador, José Molina Calderón. Contiene un fértil tesoro de relatos y datos exclusivos y fascinantes sobre aquella Guatemala de principios del siglo. XX. Una intención es llenar el silencio, y buscar mérito para un actor principal del orgullo nacional que representan el quetzal y la salud cambiaria. Pero más que solo eso, se resalta algo de aún mayor trascendencia: la narración de alguien común, llegado por mérito puro a cargos de decisión, con el interés único de la prevalencia de principios que buscan el bien nacional. Algo que tanta falta hace, hoy quizás más que nunca, en esta nación.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.