CON OTRA MIRADA

Un año más de independencia mal llevada

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La revolución francesa de 1789 abolió la monarquía y proclamó la República, alteración que puso en sobreaviso a las monarquías europeas, incluyendo a la española, que se unieron para invadir Francia y restablecer el orden. En 1808, Napoleón Bonaparte invadió España y coronó rey a su hermano José, hecho que provocó caos los siguientes cuatro años. Los franceses se retiraron en 1812 y España pudo promulgar la Constitución de Cádiz como una de las más liberales de su tiempo: prohibió la tortura, disolvió la Inquisición y abolió la esclavitud.

' A un año más de una independencia mal llevada, hacen gala de carecer de sentido común.

José María Magaña Juárez

Para entonces (1811-18), el reino de Guatemala era gobernado por el capitán general José de Bustamante, quien reprimió los movimientos de independencia que generaban inconformidad por el pago de impuestos y rivalidad entre liberales y conservadores.

Al enterarse de que la Constitución de Cádiz otorgaba a los indígenas los mismos derechos que a españoles y ladinos, Atanasio Tzul, en su calidad de líder de los principales y concejales de San Miguel Totonicapán, aprovechó el interés del pueblo por acabar con los impuestos eclesiásticos y el tributo, y unió fuerzas con Lucas Aguilar (o Akilal), para luchar en contra del poder colonial representado por el capitán general, el arzobispo, las órdenes regulares, la élite ladina local y los caciques de Totonicapán. En 1820, durante la celebración de la nueva constitución, los principales y los líderes de la revuelta reconocieron como reyes a Tzul y a su esposa.

En marzo de 1821 llegó el brigadier Gabino Gaínza para hacerse cargo del mando, en tanto que México proclamó su independencia de España, liderada por Agustín de Iturbide, quien implementó el Plan de Iguala, haciendo temer guerras civiles en el resto del continente.

Para la mañana del 15 de septiembre, Gaínza convocó a representantes del Gobierno, Municipalidad, Iglesia, Universidad, Consejo de Comercio, Junta Legal y otros grupos a una reunión en el Real Palacio, para discutir sobre el proceso de independencia. Su declaración fue aprobada con 23 votos a favor y 7 en contra.

Aquellos personajes, en pos de sus intereses, traicionaron cualquier vestigio de nobleza y lealtad que pudieran haber tenido a la corona española. Asentaron en el Acta de Independencia, sin rubor alguno, su miedo, soberbia e impunidad: “Palacio nacional de Guatemala, 15 de setiembre de 1821… congregados todos en el mismo salón: leidos los oficios expresados; discutidos y meditado detenidamente el asunto; y oido el clamor de Viva la Independencia que repetía de continuo el pueblo que se veia reunido en las calles, plaza, patio, corredores y antesala de este palacio, se acordó por esta diputacion é individuos del excelentísimo ayuntamiento: 1°_Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el congreso que debe formarse, el señor gefe político la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”.

Sus herederos, para “celebrar” el Bicentenario, restablecieron el símbolo del asalto con un remedo del Real Palacio, claro atentado en contra de la conservación del Centro Histórico que fue denunciado por el Colegio de Arquitectos y la Asamblea de Presidentes de los Colegios Profesionales.

Es decir, rechazado por autoridades que representan la élite educativa del país, formada por más de 700 carreras universitarias con grado de licenciatura, en contra de quienes, a un año más de una independencia mal llevada, hacen gala de carecer de sentido común y ausencia plena de identidad cultural.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.