Catalejo

Tres empresas actúan para reparar el puente

La reparación del puente Nahualate ya comenzó, gracias a una beneficiosa alianza privada- privada extra gobierno.

El puente sobre el río Nahualate ya se encuentra en proceso de reparación, iniciada el sábado gracias a la reacción inmediata de tres empresas privadas, lo cual beneficia a todo el país —y a ellas también—, a su vez alcanza en forma directa o indirecta a la economía nacional en una enorme variedad de actividades. Se trata de Grupo Hame, Banasa e Ingenio Palo Gordo. Recibí en mi celular las fotos de los trabajos iniciales y la explicación del plan: utilizar maquinaria pesada para construir bases de piedra, colocar vigas de 18 metros, nivelar el puente y tensores nuevos. Lo más importante es el tiempo necesario: una semana, pero también comprueba el valor de una alianza privada-privada, literalmente preparada en pocas horas y con la celeridad urgente.


Recibí además un mensaje con algunos datos interesantes, y otros esperados a causa de distintas maneras de pensar. El puente fue construido en 1930, hace 94 años, cuando el tránsito era mínimo, y la calidad de su construcción se demuestra con ese largo tiempo de funcionamiento. El megacorrupto Giammattei, para construir uno nuevo escogió y dio Q49 millones a la empresa Ciansa, a nombre de una abogada de reciente nombramiento como magistrada, tema aparte necesitado de explicaciones. A causa del cercano y evidente colapso de la añeja estructura el alcalde de Chicacao ordenó el cierre, lo cual habla bien de él, así como es rechazable el silencio del actual Ministerio de Comunicaciones. Funcionó una autoridad edil en apoyo a una acción empresarial.

Quienes decidieron trabajar no se molestaron en hacer consultas. Actuaron. Y el problema ya se encuentra en vías de solución.


Entre las diversas formas de pensar se encuentra la de quienes no apoyan una acción para solucionar la emergencia, con base en la inefectividad evidente del actual gobierno y acusan de ser el responsable en forma directa a Bernardo Arévalo, quien sufre los efectos de su lentitud de reacción y la indudable incapacidad de ver las consecuencias de esa actitud. Según estas personas, ya pagaron sus impuestos y por eso no se justifica una acción voluntaria en beneficio comunal. En el Catalejo del viernes sugerí al Cacif actuar como entidad para hacer algo de inmediato, por ser una oportunidad de mejorar su imagen institucional. Quienes decidieron trabajar no se molestaron en hacer consultas. Actuaron. Y el problema ya se encuentra en vías de solución.


Las comparaciones son odiosas, pero facilitan ver las verdades. El terrible caso del socavón de la ruta Palín-Escuintla era de fácil solución de haberse actuado a tiempo. Pero todo mundo, especialmente el gobierno, tardó demasiado en actuar, debido a la mala calidad humana burocrática, pero también a la falta de previsión del sector privado sobre los daños, cuya gravedad y variedad es ahora evidente para cualquiera. A mi juicio, todos los sectores nacionales deben estar enterados de temas como el estado de los drenajes, la edad de los puentes, la calidad de las carreteras, la necesidad de planes a inmediato, corto, mediano y largo plazo. Se habla de alianzas público-privadas, pero estas deben comenzar con análisis, por ejemplo, del estado real de todos los puentes del país.


El caso del puente Nahualate abre las puertas a algunas otras decisiones novedosas, como por ejemplo el trueque impuestos-obras. El gobierno solo debería supervisar, y las obras serían autorizadas conjuntamente por representantes gubernativos y el sector privado, para de esa manera reducir requisitos. El panorama nacional es desolador en la infraestructura —aunque también en temas como el medio ambiente, pero ese es asunto aparte—. Es una decisión gana-gana financiar con dinero privado, luego descontado de impuestos, para solucionar problemas inmediatos o producto de descuido y falta de planificación y previsión. La crítica politiquera y miope no lleva a nada porque, como decía un querido amigo: “Mientras la hierba crece, la vaca se muere de hambre”.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.