Con otra mirada

Sobre cultura y política

Para que esas políticas tengan éxito debe reconocerse la multiculturalidad del país, su riqueza geográfica y variada naturaleza.

Guatemala está inmersa en Mesoamérica, territorio en donde floreció la civilización maya, y en menor parte, desde Chiapas hasta Panamá, donde se asentó la Capitanía General del Reino de Guatemala. Como República independiente, sus autoridades, más usurpadoras que dirigentes, consintieron saqueos y otorgaron graciosas concesiones que redujeron su extensión territorial a apenas 108.889 km2.


Esas autoridades, con la excepción que impone la regla, han sido poco educadas y han ignorado, a propósito, la herencia cultural de los pueblos originarios que este 2024 conmemoran 500 años de la invasión española del 20 de febrero de 1524, comandada por Pedro de Alvarado. Después de siete cruentos enfrentamientos bélicos sostenidos de 1524 a 1541, la conquista estableció un nuevo orden, implantó una nueva religión e impuso un nuevo idioma; pero no dejó de ser la invasión que les mantiene en resistencia en contra de quienes, aún después de la independencia, siguen usufructuando el esquema explotador, negándose a crear una Nación e invisibilizándoles en su incorporación al desarrollo.


No obstante esa realidad, pero con sustento en sus propias raíces, Guatemala es un país multiétnico, pluricultural y multilingüe, reconocido así, a partir de la creación del Ministerio de Cultura y Deportes. Entidad que estableció objetivos y estrategias tendentes a propiciar el desarrollo integral de los guatemaltecos constituidos en los cuatro pueblos que cohabitan: el maya con sus 22 etnias, ladino, garífuna y xinca, y los 25 idiomas que hablan.


Debieron transcurrir 70 años del intento por modernizar nuestro país, producto de la Revolución del 44, al crear las condiciones necesarias para entrar al siglo XX y a la entonces palpable modernidad; intento abortado por el espejismo de los EE. UU. sobre el comunismo y el consecuente derrocamiento del segundo gobierno de la Primavera Democrática.

De ahí la urgente necesidad de retomar la propuesta para crear el Ministerio de Cultura y Turismo.

Período en el que se potenció la educación pública, se estimuló la formación artística y se quiso dotar de tierra a los campesinos que la perdieron durante la invasión española y la reforma liberal de 1871. Aquellos visionarios le apostaron a la cultura. Calidad que el presidente Bernardo Arévalo propone recuperar mediante la Política General de Gobierno, que incluye el Pacto Nacional para el Desarrollo con énfasis en el desarrollo integral y la pluralidad cultural del país.

Lemas consecuentes con la política del Ministerio de Cultura: culturas nacionales y desarrollo integral, con sus ejes: descentralización y desconcentración, y sus líneas estratégicas y de acción tendentes a instaurar la cultura como motor de desarrollo integral, que permita construir un país en paz y con justicia social para que todos, sin excepción, tengamos una vida digna.


Para que esas políticas tengan éxito y la cultura sea el motor de desarrollo deseado, debe reconocerse la multiculturalidad del país, su riqueza geográfica y variada naturaleza, riquezas que justifican la existencia del Ministerio de Cultura y del Instituto de Turismo.


De ahí la urgente necesidad de retomar la propuesta presentada años atrás al presidente de la República para crear el Ministerio de Cultura y Turismo, fusionando las entidades responsables de esos bienes nacionales para trabajar al unísono e invertir en la protección, conservación y desarrollo de la cultura y la naturaleza. Iniciativa que, ante la consulta presidencial, el Congreso de la República zanjó, en el punto resolutivo número 12-2005 del 7Oct.2005: Exhortar al Organismo Ejecutivo para que pueda crear el Ministerio de Cultura y Turismo, para que diseñe y defina las políticas que permitan crear en el corto plazo la industria turística guatemalteca. (Diario de C.A. Tomo CCLXXVII, No. 77, 7Oct.2005).

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.