Si me permite

Si nos buscan es por el bien que podemos hacer

Cuando nos buscan, seguramente es porque pueden contar con nuestra ayuda de algún modo.

“Un problema de nuestra época es que la gente no quiere ser útil, sino importante”. Winston Churchill

Cada uno de nosotros trata de vivir su vida y atender sus propias necesidades, pero es indiscutible que nadie puede vivir sin tener que interdepender de las personas que lo rodean. Claro está que no siempre se puede escoger de quiénes se está rodeando, pero en el momento de una necesidad, busca quién puede asistirlo a uno y extenderle una mano para salir adelante.

La mayor prueba que evidencia que una persona es útil es porque otros son los beneficiados.

Seguramente hay personas bondadosas que no solo tienen el buen corazón de poder ayudarlo a uno, sino también una buena voluntad de hacerlo, y cuando lo hacen de un modo u otro quedan grabados en nuestra memoria por la disposición que tuvo en poderlo socorrer en el momento en que más nos hacía falta.

Hay personas que se han ganado el calificativo de bondadosas porque en el momento de la prueba estaban con uno e hicieron lo que más hacía falta para sacarnos adelante. Cada uno de nosotros debería examinarse cuán predispuesto está en tomar una acción cuando vemos una necesidad o bien cuando se nos está pidiendo, porque si lo hacemos a tiempo y en el modo que es el correcto, quedamos grabados en la mente de aquellos a los que pudimos dar algo de lo que teníamos en ese momento.

Es normal para cada uno de nosotros cuando estamos ocupados con lo nuestro y nos buscan, que quieren hablar con nosotros, lo más natural es hacer preguntas, porque queremos saber detalles de la persona que nos busca y cuando los sabemos podemos asistir o ayudar en algo, lo que al final tiene cierta gratificación, porque lo pudimos hacer y de alguna manera llenamos un vacío.

Hay casos más que frecuentes de personas que ya no están con nosotros y alguien lo busca porque en un momento lo ayudó o bien llenó una necesidad, y cuando se le informa que la persona no está, fácilmente se puede notar en el rostro de la persona una expresión de tristeza, porque estaba tan segura de que si estuviera lo hubiera ayudado.
Por lo mismo debemos vivir con los que nos rodean de tal manera que antes de ser una carga y molestia, seamos elementos de apoyo. Claro que para poder vivir de esa manera se debe ser menos egoísta y estar con la debida disponibilidad de darle una mano a aquellos que la están necesitando.

Todos nosotros en nuestro diario vivir enfrentamos necesidades y limitaciones, y en nuestra mente nos surgen nombres o rostros a los cuales podríamos buscar por ayuda y seguramente personas que tienen la capacidad de ayudar, pero por alguna razón las evitamos por experiencias del pasado o por comentarios que hemos oído de su modo de ser. La vida no está hecha para vivir solitarios y completamente aislados, sino en relaciones que son más que armoniosas y de mutua cooperación. Cuántos rostros se iluminan cuando en un momento de necesidad se le sugiere a alguien que le podría ayudar en esa necesidad que está atravesando. Es como si un nuevo horizonte se abre y lo que parecía un callejón sin salida llega a ser una alternativa que nunca se le había ocurrido. Que pongamos de nuestra parte para que en esta sociedad tan carrereada y tan egoísta seamos los que nos hemos propuesto ser diferentes y voluntariosos en buscar el bien de otros.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.