Columnas Diarias

¿Serán 203 años de libertad?

Carlos R. Paredes

Guatemala cumple 203 años de ser un país libre e independiente. Somos una república democrática, con una constitución moderna que nos llena de orgullo y que no solo garantiza, sino protege los derechos y las libertades de todos. Gozamos de Libertad e Igualdad, Libertad de Acción, Libertad de Locomoción, Libertad de Emisión de Pensamiento, Libertad de Religión, Libertad de Industria, Comercio y Trabajo, y finalmente la Libertad de Enseñanza. Hemos logrado mejoras, como reducir la discriminación, pero aún se ven injusticias. Al respetar el derecho de los que expresan libremente su opinión a través de una marcha de protesta, dejamos de respetar la Libertad de Locomoción y la Libertad de Industria, Comercio y Trabajo de muchos otros que se ven afectados por la manifestación.


Ya son 203 años de libertad, pero, ¿somos realmente libres? Contamos con las libertades constitucionales mencionadas. Sin embargo, existe un yugo que siempre ha existido y que las coarta al mismo tiempo que nos somete. Un yugo llamado corrupción que desde que se promulgó la nueva constitución ha crecido de manera desenfrenada. El mismo yugo que utilizan los corruptos para manipular la Constitución y decretar leyes a su favor para mantenerse en el Congreso por décadas. Al inicio, la corrupción era leve y se ocultaba bajo un pequeño sobreprecio o en la selección del proveedor. Lamentablemente, nosotros permitimos que creciera y ahora es un monstruo de múltiples tentáculos que ahoga y desangra al país. La corrupción se ha generalizado y mantiene secuestrada la Constitución.


Nuestro patrimonio en edificaciones históricas es muy rico. Entre muchas podemos mencionar los templos mayas, el puente de Los Esclavos, el edificio de Correos, los museos y el Palacio de la Cultura. Son edificaciones bien diseñadas y construidas para resistir el paso del tiempo, los terremotos y las inclemencias del clima. Hoy ya no se construyen edificaciones estatales con esa calidad. La corrupción obliga a diseñar y construir obras que se destruyen en pocos años. El negocio ahora está en reconstruirlas repetidas veces, con la consabida coima. Lo vemos principalmente en las carreteras y puentes, donde son reconstruidos con mucha frecuencia, debido a los daños ocasionados por el clima y las ya usuales inundaciones anuales. Incluso hay obras que han sido pagadas y que nunca se concluyeron.

La corrupción obliga a diseñar y construir obras que se destruyen en pocos años. El negocio ahora está en reconstruirlas repetidas veces, con la consabida coima.


En Guatemala ha sido la misma población la que ha permitido el crecimiento del yugo de la corrupción y ha dejado que se apodere de los gobiernos, provocando desamparo, miseria y deteniendo por completo el progreso y desarrollo. Es increíble cómo en la tercera década del siglo XXI todavía padezcamos de pobreza extrema y de desnutrición crónica. Además, se ha desvirtuado a la familia, pilar esencial de toda sociedad, perdiéndose los valores fundamentales de respeto, ética y honradez que se aprenden en casa.


El problema es que, tanto en Guatemala como en la mayoría de los países afectados por este mal, los ciudadanos no se involucran y se dejan manipular por los medios y las redes sociales. Los corruptos aprovechan la baja instrucción de la población en general y la convencen, mediante la repetición sistemática de la desinformación, de que lo que ellos publican es la verdad. Tan así que la gente llega a autoconvencerse de que sus males tienen múltiples orígenes, cuando en realidad solo es uno: la corrupción. Esta se ha generalizado y sistematizado al punto de cooptar los poderes del Estado mediante una red destinada a asaltar el heraldo nacional y a desfalcar al fisco. La corrupción nos mantiene prisioneros bajo una falsa ilusión de libertad y nos incapacita para innovar y progresar.


¡Urge erradicar la terrible corrupción que nos destruye para ser verdaderamente libres y así rescatar a Guatemala, nuestra constitución y a nosotros mismos!

ESCRITO POR:

Carlos R. Paredes

Consultor en desarrollo institucional y empresarial. Máster en Economía Aplicada y Administración de Negocios. Ingeniero Mecánico Industrial. Exdirector ejecutivo del Campus Sur UVG. Exdecano de la Facultad de Ingeniería UVG. Catedrático universitario.