Desde Ginebra
Se le está acabando el tiempo a China
China tenía una Nación segura y acceso a los mercados y al capital extranjero.
Existe la posibilidad de que China pueda superar a Estados Unidos como la primera potencia económica mundial, según la opinión de varios analistas que apoyan la teoría de que China está superando a Estados Unidos, ya que, entre otras, las estadísticas muestran que el PIB de China se ha multiplicado por 40 desde 1978 y cuenta con las mayores reservas financieras del mundo, tiene un superávit comercial y una economía medida por la paridad del poder adquisitivo.
China tenía una Nación segura y acceso a los mercados y al capital extranjero.
China se está moviendo agresivamente para forjar una Asia centrada en China, reemplazando a Washington en la cima de la jerarquía global, pero parece tener prisa, y esto es porque su ascenso está a punto de terminar. El ascenso económico de China durante varias décadas se vio favorecido por fuertes vientos de cola que ahora se están convirtiendo en vientos en contra, pero así es, las bonanzas de una época no duran para siempre.
China se ha enfrentado a varias barreras comerciales desde la crisis financiera de 2008, aunque en algún momento disfrutaba de un entorno geopolítico mayormente seguro y de relaciones amistosas con Estados Unidos, y durante la mayor parte de su historia moderna, la ubicación de China funcionaba como la bisagra de Eurasia y el Pacífico.
Con la apertura comercial de Estados Unidos en 1971, China de repente tenía a un aliado con la superpotencia y aceleró la integración con el resto del mundo. A mediados de la década de 1970, China tenía una Nación segura y acceso a los mercados y al capital extranjero, y aprovechó el impulso de la globalización y se convirtió en un miembro confiable del conjunto de las Naciones.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, China entra en una desaceleración económica, sufre una escasez de recursos y se enfrenta al peor colapso demográfico de la historia en tiempos de paz, pero no menos importante, está perdiendo el acceso al mundo que le permitió su avance.
Y aunque es una fuerte potencia, con aspiraciones de rehacer el mundo, su tiempo para hacerlo se está agotando. Además ha estado creciendo durante tanto tiempo que muchos observadores piensan que su descenso es inevitable. China se está quedando sin recursos; por ejemplo, la mitad de sus ríos han desaparecido y la contaminación ha afectado al 60 por ciento de sus aguas subterráneas. Su vertiginoso desarrollo la ha convertido en la mayor importadora de energía del mundo.
La seguridad alimentaria se está deteriorando. Entre otros, China ha destruido el 40 por ciento de sus tierras agrícolas por el uso excesivo y se ha convertido en la mayor importadora mundial de productos agrícolas; por otro lado, debido a la escasez de recursos, el crecimiento se está volviendo muy caro. Además, contrario a la percepción general, también se está quedando sin gente, gracias al legado de la política del hijo único.
Algunos expertos opinan que, entre 2020 y 2035, China perderá aproximadamente 70 millones de adultos en edad de trabajar y ganará 130 millones de personas mayores, por lo que se está convirtiendo principalmente en una población de consumidores.
Muchos observadores creen que China está haciendo valer su peso porque confía mucho en su continuo ascenso, pero lo más probable, y mucho más aterrador, es que esté decidida a actuar porque se le está acabando el tiempo y tal vez no pueda hacerlo de manera pacífica, y lo que parece ser es que la respuesta no es nada buena.