Mirador
Sandra, la incombustible
Lo entiendo más por parte de ella -acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde el 2008-, porque no fueron únicamente los años del poder oficial.
El pasado fin de semana se celebró una asamblea general de la UNE, capitaneada por Sandra Torres. Expulsó a los diputados díscolos, se paseó por los indecisos y conformó una directiva con aquellos que todavía hacen genuflexión a su paso. Doña Sandra no pasa de moda.
Hay personajes que, como Freddy Krueger, parecieran ser una pesadilla permanente en la política nacional y se aparecen periódicamente para recordarnos que seguimos despiertos.
Más como una reliquia del pasado —con valor de antigüedad— que como modelo del presente, y no digamos de esperanza de futuro, la eterna política parece no querer aceptar la realidad de los votos ciudadanos que la desecharon varias veces de la opción presidencial. Además, la CC no la dejó participar, en otra ocasión, por actuar de mala fe con aquel divorcio exprés, toda una burla para perpetuar el nefasto gobierno de la UNE que lideró desde la sombra con el apoyo de la mayoría de quienes ahora la critican y se pasan al lado de la oposición, en otra burla de la política.
Quisiera, sin embargo, entender a aquellos que la sostienen en el poder, porque desde luego no es por el liderazgo de la señora, las posibilidades de que pueda llegar a ser presidenta ni cuestiones relacionados con la ideología del partido. Solamente se me ocurre —quizá porque no hay otra cosa— una relación de poder y dinero que no quieren soltar sus afines, lo que es realmente pernicioso para un país que no termina de iniciar su transformación hacia prácticas políticas correctas.
Lo entiendo más por parte de ella —acostumbrada a hacer y deshacer a voluntad desde el 2008— porque no fueron únicamente los años del poder oficial, sino que después, por el número de diputados —solos o en coalición con Líder— y la cantidad de alcaldes del partido, pudieron nombrar a magistrados de la CC, como la insigne Gloria Porras —en dos ocasiones nombrada por la UNE y una tercera que frustró la CC—, pero también contralor, magistrados a la CSJ y salas de apelaciones y otras autoridades no menores. Sin embargo, la implosión interna, producto de esa ambición desmedida que parece no tener límite, pareciera que reduce su influencia, pero no la deja en la cuneta porque cuenta con seguidores amarrados, y eso es lo que intento comprender.
Así que desde esa última asamblea seguramente muchos cambiarán lealtades y veremos, al menos, dos grupos, aunque da la sensación de que a la hora de votar por ciertos intereses como los magistrados de la CSJ y la ampliación presupuestaria, los cuates de siempre no olvidan lo que siguen teniendo en común.
Hay personajes que, como Freddy Krueger, parecieran ser una pesadilla permanente en la política nacional y se aparecen periódicamente para recordarnos que, lejos de estar dormidos, seguimos despiertos. No sé frente a qué auditorio se pondría Sandra Torres en 2027, a quiénes convencería todavía o qué promesas traería que ya no se conozcan, hayan evaluado y desechado en diferentes momentos. Quizá pase a la historia como la persona que más presidentes ha puesto, porque pasar con ella a la segunda vuelta garantiza, sin duda, alcanzar el poder, incluso contando con unos apoyos insignificantes, como en este último caso.
Será cuestión de prestar atención a sus ofertas y actuaciones, porque basta recordar algo que demasiados olvidan y es que la inmensa mayoría del gobierno de la UNE fue procesado por el “fiscal estrella” Sandoval, aunque ese proceso permanece en silencio, soslayado y sin avances, aunque no recibe las críticas de quienes cuentan la falta de actuación del MP en otros casos. Una especie de memoria selectiva nacional versión 2.0, porque la 1.0 —que era igual— fue superada hace unos 10 meses.
¡No salimos del atolladero!