Nuestra bella e incomparable pero sufrida y vilmente explotada patria Guatemala, rodeada de exclusiva belleza natural, incomparables paisajes naturales, continúa siendo desde hace muchos años exclusivo atractivo del turismo internacional, a pesar de condenable, desenfrenada e incorregible corrupción de infames guatemaltecos y extranjeros, autoridades, funcionarios, políticos, diputados, jueces, magistrados, poderosos, ricos y demás degenerados —no todos, por supuesto—, que como animales salvajes continúan cometiendo extrema corrupción, violencia, criminalidad, mortandad, masacres, salvajismo, robos millonarios, extorsiones y demás repudiables hechos anómalos.

Altas autoridades superiores no comprometidas con estos mafiosos deben actuar pronto con mucho valor, mano extrema pero legal, pantalones muy bien amarrados, para capturarlos, encarcelarlos y que sean condenados por tribunales competentes.

La actual juventud profesional, honrada y valiente, tiene una enorme responsabilidad, compromiso ciudadano, valentía y dispuesta a todo para detener repudiable maldad e injusticia que golpea inmisericordemente a nuestro amado y sufrido país, y a sus hijos responsables, honrados, pacíficos y trabajadores, pero con mayor impacto en jóvenes estudiantes, futuro de esta sufrida, apaleada pero muy amada patria, que merece urgente cambio para su mejor futuro.

Obligado recordar valiosas y enriquecidas historias de Guatemala a niños, adolescentes y jóvenes estudiantes que no han tenido oportunidad de conocerlas por ausencia educativa o pobreza, debiendo contar con el valiente y decidido apoyo de ciudadanos honestos y trabajadores que aman a esta bella tierra del bello quetzal, símbolo de presunta libertad.

Tropas dirigidas por Pedro de Alvarado, con soldados españoles e indígenas tlaxcaltecas y cholutecas, invadieron el país en 1520. San Martín Jilotepeque, municipio de Chimaltenango, fundado en 1545 por los conquistadores, fue capital del Reyno de Guatemala, un año, durante cuatro días, por conflictos políticos, cuyo histórico acontecimiento está plasmado en su Casa Real, sede del gobierno, cuyo edificio aún permanece, así como en libros y placa conmemorativa de mármol en su actual edificio municipal. Durante la independencia de Centroamérica, en 1821, fue calificado como uno los municipios originales del Estado de Guatemala, en 1825, para impartir justicia por medio de jurados. Fue bautizado con dicho nombre en honor de San Martín de Tours, mientras que el topónimo Jilotepeque o Xilotepeque, de origen náhuatl, formado por las voces xilotl, mazorca de maíz tierno, y tepēe, en el cerro de maíz tierno.

A 20 kilómetros norte de la cabecera municipal, aldea Las Escobas, están ubicadas las famosas ruinas de Mixco Viejo, evidencia de la fortaleza de la cultura cakchiquel, que puso resistencia a la invasión española. El terremoto de 1976 destruyó el municipio casi en su totalidad. Sus orígenes se remontan al final del período posclásico mesoamericano. El primer asentamiento es conocido como Xilotepeque Viejo, notable centro cakchiquel. En 1525, los conquistadores españoles enfrentaron una dura resistencia para su sometimiento, debido a su posición estratégica e importancia. Después de la caída de la ciudad de Xilotepeque, una de las últimas fortificaciones sucumbidas en la meseta central, los colonizadores decidieron buscar otras tierras para asentarse, eligiendo el valle donde ahora se asienta el municipio.

Pese a tan extraordinaria historia, este municipio con diversos y atractivos turísticos continúa con su antigua, estrecha y peligrosa carretera, donde constantemente se producen fatales accidentes de tránsito.