La pandemia por covid-19 está dando como resultado un retroceso en la lucha contra la pobreza y la pobreza extrema a nivel global. Según estadísticas de Naciones Unidas, la pobreza extrema está aumentando por primera vez en una generación, y en 2020, según el Banco Mundial, 100 millones de personas cayeron en la pobreza debido a la pandemia.

En el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, recientemente fue presentado el Índice global de Pobreza Multidimensional (IPM), producido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI), que analiza cómo las personas experimentan la pobreza, más allá de los ingresos.

Identifica cómo muchas personas se están quedando atrás en dimensiones clave del bienestar como salud, educación y nivel de vida.

El IPM se basa en 10 indicadores, que incluyen acceso a una nutrición adecuada, educación primaria, salud materno infantil, agua potable, energía limpia para cocinar, vivienda adecuada e, incluso, a bienes como radio, teléfono, motocicleta o refrigerador.

De acuerdo con el IPM, el panorama general indica que alrededor de 1,300 millones de personas en el mundo viven en pobreza multidimensional: aproximadamente, la mitad son menores de 18 años y el 8.2% tienen 60 años o más.

Asimismo, el 84% viven en zonas rurales y uno de cada tres niños es multidimensionalmente pobre, en comparación con uno de cada seis adultos. El análisis revela que las personas que viven en la pobreza multidimensional han sufrido los peores impactos de la pandemia.

Comprender las múltiples dimensiones de la pobreza nos lleva a entender la trampa de la desigualdad y bajo crecimiento en el que los países se encuentran inmersos, como explica el último Informe Regional de Desarrollo Humano.

La publicación resalta una serie de soluciones, entre las que destacan los sistemas de protección social universales, inclusivos, fiscalmente sostenibles y que favorecen el crecimiento.

En ese sentido, resalto los esfuerzos que lidera el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) a través de la iniciativa piloto del Registro Social de Hogares (RSH), implementada con apoyo de Naciones Unidas, en seis municipios con altos niveles de pobreza multidimensional, para 20 mil hogares priorizados, bajo un enfoque de género, que incluye a mujeres indígenas y viviendo con discapacidades.

Este programa es la puerta de acceso para avanzar decididamente hacia la consolidación de un Sistema de Protección Social que permita implementar programas enfocados en la atención de las personas que viven en mayores condiciones de vulnerabilidad.

Aprovecho este espacio para hacer un llamado a todos los sectores de la sociedad para avanzar en la erradicación de la pobreza, redoblando los esfuerzos para crear resiliencia, invirtiendo en acortar las brechas que experimentan las mujeres, niñas, jóvenes y pueblos indígenas, priorizando recursos para la adaptación al cambio climático y fortaleciendo alianzas; colocando a las personas al centro de la planificación y la recuperación para responder mejor al compromiso hacia un objetivo común: un mejor futuro para todas las personas.

*Representante Residente del PNUD Guatemala