Liberal sin neo

Retrato de un consejo comunitario

El Cocode del pueblo ha sido por muchos años un feudo familiar.

Es un pueblo pequeño junto a otro más grande, separados por un puente debajo del cual no pasa río alguno. Fue hace tres generaciones que los pobladores originales se asentaron allí; el pueblo ha crecido. Cuenta con Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural (Cocode), que se organiza como muchos de los cerca de 13 mil que habían registrados en Guatemala en 2010. El Cocode del pueblo ha sido por muchos años un feudo familiar, con su respectivo señor. Lo que sigue es testimonio de vecinos del pueblo.

No se rinde cuenta alguna; ni se ve una factura, documento, informe, acta o plan.

Vecinos cuentan que el reinado de don Chepe como presidente del Cocode ha sido largo y absoluto. En un par de períodos ha puesto a otro, manteniendo las riendas y luego vuelve a ocupar el cargo. No recuerdan que se haya realizado alguna asamblea de vecinos en todos estos años y solo son convocados en época electoral para recibir regalos del candidato a alcalde de la cabecera municipal. Ocasionalmente son informados de lo dispuesto por los directivos del Cocode; nunca consultados. No se rinde cuenta alguna; ni se ve una factura, documento, informe, acta o plan.

Hace años una ONG internacional donó un pozo y bomba de agua para servir al pueblo, que en principio sería administrado por la comunidad, pero quedó bajo control de don Chepe, quien gentilmente les “manda agua” una o dos veces por semana. Él fija la tarifa y cobra “la luz” para la bomba cada mes, extendiendo un recibo de esos de talonario. Cada fin de año se descompone la bomba, requiriendo que la comunidad reúna decenas y hasta centenas de miles de quetzales para repararla. Nunca se ha mostrado factura de algún repuesto o se ha visto el daño en la bomba. Vecinos aseguran que los cobros extraordinarios se van en los convivios, regalos y bonos de fin de año para los dirigentes del Cocode. Quejas o reclamos podrían significar que “no llegue agua”.

La misma organización que donó el pozo “adoptó” a 250 niños que fueron inscritos por sus padres, con fotografía, para obtener ayudas. La ONG obtuvo donaciones de particulares y empresas de varios países para patrocinar a un niño o niña en particular. Las donaciones se canalizaban a través del Cocode; vecinos relatan que lo único que recibieron para sus hijos fueron fotografías de su patrocinador europeo o estadounidense, con su familia, algunas con la inscripción “de mi familia para la tuya”.

La escuela del pueblo es territorio firmemente ocupado. Por años el director de la escuela ha sido un hijo de don Chepe; los maestros son otro hijo, dos nueras y dos sobrinas. Una cuñada del director se graduó recientemente de maestra y se sabe que pronto se incorporará al equipo docente. Hace poco llegaron materiales para remozar la escuela. Es innecesario ser muy astuto para adivinar el destino final de la lámina, costanera, pintura y baños y las casas que fueron remozadas. Junto a la escuela hay un pequeño puesto de salud que fue equipado con un refrigerador, que se encuentra en la casa de don Chepe. Con nuevo alcalde en la cabecera municipal y el cansancio con don Chepe, se dieron algunos cambios; el nuevo director de la escuela es Chepito, otro hijo, que además fue elegido presidente del Cocode y se estrena como alcalde auxiliar. Los vecinos nunca fueron convocados ni se enteraron cómo fue electa la nueva dirigencia del Cocode. De boca en boca se sabe que todo se decidió en una reunión “a nivel de municipio”; Chepito es el nuevo presidente, los directivos son sus familiares y/o allegados del partido del alcalde. El que paga a los músicos elige la canción; lo que se hace es lo que quiere el alcalde. El Cocode es asunto familiar.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

ARCHIVADO EN: