CON OTRA MIRADA
Regalos con identidad cultural
La superioridad intelectual del ser humano, producto del desarrollo de su masa cerebral, le permitió, con el paso de los siglos, alcanzar un alto grado de civilización que lo coloca en la cúspide de la escala zoológica.
Junto a ese desarrollo está la capacidad de almacenar hechos y experiencias, fuente de conocimiento que, mediante su recuerdo, pudo avanzar, evitando cometer los mismos errores, aunque no exento de cometer nuevos, con los que enriqueció su acervo y así progresar.
A lo largo de su vida, cada ser humano pasa por importantes etapas, cuyos recuerdos quedan registrados en su memoria, representados por imágenes, que luego es capaz de transformar en arte; de ahí la sabia frase atribuida al genio de Albert Einstein: La creatividad es la inteligencia divirtiéndose. Esos recuerdos van desde quienes nos crearon y educaron, los primeros amigos y secretos a ser guardados, éxitos y fracasos, felonías y lealtades; hasta objetos, olores, sabores y colores. De ahí la importancia de las pertenencias de los ancestros, sean personales o colectivas: el reloj del abuelo, el collar de la abuela, el sombrero del padre, los dedales y el cuaderno en que la madre registró frases y poemas, y un largo e indescriptible etcétera.
Para mi familia, esa colección de bienes personales es interminable, como lo son para mí las ricas expresiones culturales, urbanismo y arquitectura de este país, a las que, por razones más circunstanciales que por elección, he dedicado mi vida profesional. Así las cosas, el pasado 24, durante el tradicional almuerzo en el que por más de 50 años hemos disfrutado del pavo prensado que prepara mi hermana, me sorprendió el regalo que ideó junto a su hija para sus 10 nietos (nueve mayores de edad).
' Me sorprendió el regalo que ideó junto a su hija, para sus 10 nietos.
José María Magaña Juárez
Consistió en una pequeña caja con compartimientos, en los que colocó objetos que pertenecieron al bisabuelo, al abuelo y otros adquiridos en el comercio, igualmente de carácter simbólico, según valores que se fueron acuñando en el transcurso de la aún corta vida de los recipiendarios.
Regalos con significado familiar. El nombre grabado de cada uno: identidad personal. Monedas antiguas de plata (fueran reales, medios reales o cuartillos del período republicano) que para cada uno sumaron 13 (arras), valor del compromiso; el cascabel: ilusión; una llave: buena suerte; un pescado: Cristo, el árbol de la vida: familia; una campana: momentos de alegría; una pieza de ajedrez: bien y mal; un rosario: oración; una hoja: vida; un ancla: esperanza; un candado: seguridad… En total, 24 objetos que tienen sentido para esa familia en particular.
Sentido que igual tienen otros bienes, muebles o inmuebles, que pertenecen a la Nación y que son fuente de identidad cultural para sus ciudadanos, pues son, ni más ni menos, la herencia que recibimos de quienes nos han precedido. En nuestro caso, como guatemaltecos, el acervo de las culturas primigenias que ocuparon el territorio mesoamericano desde tiempos inmemoriales; los pueblos y ciudades fundados durante el período colonial; la arquitectura y ensanches urbanos del período republicano, así como lo moderno y contemporáneo de los años 30 hasta la fecha, al igual que las obras maestras de la literatura, música, pintura, escultura y arquitectura que ahora mismo producimos y construimos, que serán la herencia cultural que heredaremos a las nuevas generaciones.
Valores que la cultura y la educación ofrecen como producto de la civilización, que solo el ser humano es capaz de generar y transmitir dentro de la amplia diversidad de vida animal en nuestro planeta.