De acuerdo con pronósticos de Naciones Unidas, la escasez de agua afecta ya a todos los continentes y los datos son preocupantes. Cerca de 1.200 millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, viven en áreas de escasez de agua, mientras que 500 millones más se aproximan a esta situación. Otros 1.600 millones, alrededor de un cuarto de la población mundial, se enfrentan a situaciones de escasez económica de agua, donde los países carecen de la infraestructura necesaria para su transporte. No obstante, los Objetivos de Desarrollo Sostenible es conseguir para el 2030 acceso universal al agua potable.

La escasez de agua constituye uno de los principales desafíos sobre el cambio climático al que el mundo del siglo XXI se está enfrentando, es un tema alarmante con efectos donde la población sufrirá más en las próximas décadas.

Los hidrólogos estiman la escasez de agua a través de la relación agua/población. Una zona experimenta estrés hídrico cuando el suministro anual de agua cae por debajo de los 1.700 m3 por persona, y cuando el suministro anual cae por debajo de los 1.000 m3, entonces se está hablando de escasez de agua, y la escasez absoluta es cuando la tasa es menor a 500 m3.

La escasez de agua es un fenómeno no solo natural, sino también causado por la acción del ser humano. Hay suficiente agua potable en el planeta para abastecer a ocho mil millones de personas, pero esta está distribuida de forma irregular; se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible.

La agricultura consume anualmente grandes cantidades de agua. Claro está que existen diferentes causas de la escasez de agua en el mundo, muchas de las cuales dependen de la sobrexplotación de los recursos hídricos. El estrés hídrico afecta cada vez a más personas, tanto en países desarrollados como en desarrollo, tanto así que se estima que la escasez en el futuro afectará a todas las personas. Expertos conocedores calculan que la población mundial aumentará de ocho mil millones a cerca de 10 mil millones para el 2050.

El acceso al agua potable es un indicador de la salud de la población. Según Naciones Unidas, el 40% de la población mundial está actualmente afectada por la escasez, y si no hay agua, la gente empieza a desplazarse, y esto pone en riesgo a 700 millones de personas.

Según las estadísticas, en los últimos cien años el uso global del agua se ha multiplicado por seis y continúa creciendo de manera constante a un ritmo de aproximadamente el 1% anual. Este crecimiento del consumo del agua, que, además, se prevé que siga aumentando en función del aumento de la población, conlleva el empeoramiento de la calidad de vida en lugares donde el acceso al agua ya es un problema y comenzará a serlo en algunas regiones donde todavía no lo es.

Un escenario no muy optimista es que las dificultades para el acceso hídrico también se están intensificando debido al calentamiento global, que hace que, en general, las regiones húmedas se vuelvan más húmedas y las secas, más secas.

El PIB mundial seguirá creciendo, pero de no hacer nada respecto de este tema, millones de personas padecerán de escasez de agua para mediados de este siglo, debido a los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, lo cual incrementará la pobreza, con intensificación de la inseguridad alimentaria y con eventos naturales catastróficos cada vez más recurrentes.