Si me permite

Quien sabe ocupar su lugar nunca nos molesta

Saber percibir una necesidad existente es poder encontrar un espacio donde ocuparse.

“Conocer y aceptar el lugar que ocupas, exigir otro lugar no tiene sentido”. Luis López

La sociedad moderna en la que vivimos es semejante a un juego de ajedrez donde cada pieza debe estar en el correcto lugar para iniciar, y una vez que los participantes inician el juego, hay que saber el cómo y el cuándo  moverse para que el juego pueda avanzar, y si alguno hace algún movimiento que no está permitido, se le indica, para que pueda hacer la corrección. Por esa simple razón se asegura que la persona sabe el juego antes de iniciar. Al igual que el juego planteado, nosotros debemos estar conscientes del papel que nos toca desempeñar y hacerlo del modo correcto.

Nuestras capacidades pueden fácilmente definir qué espacios están disponibles para poder ocupar.

Para tener un buen desempeño en la vida, desde nuestros primeros años de formación debemos  haber entendido que la responsabilidad es algo que debemos  poseer y luego nuestros actos deben   alinearse a lo que nos toca hacer, sin esperar que otros lo tengan que hacer por nosotros. Claro, hay cosas imposibles de delegar o pedir que otros   hagan.

Quién en su sano juicio le encargaría, aunque fuera al mejor de sus amigos,   que fuera a su casa para que cuide a su esposa porque él se quedó trabajando. Podrá pedirle que le entregue algún mandado, y eso es todo; por lo demás, ella tendrá que esperar a que su esposo llegue y que desempeñe el papel que en la vida le corresponde.

La vida nos presenta retos y desafíos en cada paso que damos, pero es de uno conocer sus capacidades o bien sus limitaciones antes de tener que aceptar lo que se le está presentando. Posiblemente hay más de alguno que, creyendo que podía hacer algo, terminó obteniendo   mayor daño que el provecho que podría haber conseguido.

Es de sabios conocerse uno mismo y cuando se presenta algo que está más allá que nuestra capacidad, es mejor permitir a otros que puedan tomar el reto.

Cuanto antes entendemos que nuestro lugar y los deberes que la vida nos ha presentado son absolutamente intransferibles y que debemos cuidadosamente planificar nuestro desempeño para que los planes que nos trazamos puedan de ese modo minimizar los sinsabores que pueden generarse cuando las cosas quedan sin ser atendidas porque no se visualizó todo lo que involucraba ese particular proyecto.

En algunas oportunidades tal vez hemos oído una frase que algunos tienen la costumbre de usar cuando están orientando a alguien o bien si le están dando algún consejo: “Yo en tu lugar…” Es mucho mejor tener que evitar ese modo y simplemente sugerir o aconsejar lo que se cree que la persona debería  hacer.

Hay quienes tienen la capacidad de visualizar las necesidades; claro, si es una emergencia, asistimos y luego nos hacemos a un lado. Seguramente por haber tenido la disposición de hacer algo se nos tendrá una gratitud especial y difícilmente se habrá de olvidar nuestra participación.

Las personas que de manera correcta y acertada ocupan su lugar en la sociedad y los lugares donde se desempeñan, logran dejar un legado tal que se les recuerda como un modelo ejemplar, para que otros que se van integrando puedan imitar la modalidad correcta que aquella persona tuvo.

Debemos poner de nuestra parte para que, con determinación clara y definida, podamos saber cuál es nuestro lugar y ocuparlo con la mayor naturalidad y excelencia posible.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.