IDEAS

¡Que no lo engañen!

En las elecciones de este domingo, el claro vencedor fue el voto de rechazo al sistema, representado por quienes anularon su voto, que fueron más personas que las que votaron por cualquier candidato. Si añadimos los votos blancos y las personas que no fueron a votar, suman más de la mitad de las personas empadronadas. Pero algunos ilusos ya creen que, aunque obtuvieron menos del 10 por ciento de los votos posibles, “el pueblo entero” votó por ellos. A usted, ¡que no lo engañen!

' Así es el poder, marea a cualquiera que, con solo subirse a un block, ya se cree Luis XIV.

Jorge Jacobs

De todas las personas que estaban empadronadas para votar, el 10.45 por ciento votó nulo, el 9.53 por ciento votó por la UNE y el 7.08 votó por Semilla. Hay que entender, primero, que no es “todo el pueblo” el que voto por los dos candidatos que pasan al balotaje; es un pequeño porcentaje de la población, solo que obtuvieron más votos de los que obtuvieron individualmente los demás candidatos. Segundo, algunos dicen que Guatemala “ya se volvió de izquierda”, lo que tampoco se puede deducir de este resultado. La mayoría de los demás candidatos se podrían catalogar, en esa clasificación, “del centro a la derecha”, y ellos obtuvieron, en conjunto, más del 25 por ciento de los votos posibles. Lo que resuelve los dos temas es que éstos estaban “atomizados”: se dividió entre muchos candidatos. Esa es la razón principal por la cual Semilla pasó a segunda vuelta.

Las razones del descontento que llevó a la gente a darle la victoria al voto nulo pueden ser variadas: no está de acuerdo con el sistema actual, está harta de la corrupción de los politiqueros, el candidato de su elección fue “retirado” de la carrera, todas las anteriores, o alguna otra razón. Nunca lo sabremos, pero lo cierto es que las razones tuvieron el suficiente peso como para que no dejaran de ir a votar, a sabiendas de que no apoyarían a ninguno de los candidatos.

De allí que me parece muy arrogante que algunos de los representantes del Movimiento Semilla ya se estén atribuyendo la “representación” del pueblo y empiecen a amenazar con imponer sus propuestas, de ser necesario, a la fuerza. Me refiero, en particular, al diputado Samuel Pérez, quien el mismo lunes después de la votación, en la celebración que convocaron en la Plaza de la Constitución, amenazó con que, si en el Congreso no les aprueban sus propuestas, llamarán a que “el pueblo” salga a las calles a presionar a los otros diputados. Poco le faltó para decir que quemarían el Congreso, cosa que ya ha sucedido y no hay que ir muy lejos para ver los paralelos con sus admirados bochincheros chilenos que quemaron el metro y mucho más.

Esto además es una muestra de su gran inconsistencia “democrática”, porque si “el pueblo” votó por ellos para pasar a segunda vuelta, ¿acaso no “el pueblo” votó por los 131 diputados que no serán de Semilla? Si “el pueblo” quería que se implementaran todas las políticas de Semilla, ¿por qué no le dio 81 diputados?

Así es el poder, marea a cualquiera que, con solo subirse a un block, ya se cree Luis XIV. Por eso yo siempre he desconfiado del poder y sigo la tradición liberal de buscar los mecanismos para limitarlo. Y es por eso mismo que desconfío de los dos candidatos —y sus equipos— que competirán en esta segunda vuelta, así como lo hecho con todos los que he visto desfilar a lo largo de más de treinta años de ejercer este noble oficio del periodismo. Pero como no existen vacíos de poder, uno de los dos será el presidente del ejecutivo en el próximo período, por poca o mucha representatividad que pueda tener.

Ellos dicen que combatirán la corrupción, pero ambos tienen planes para ampliar grandemente las atribuciones del gobierno, lo que, a mi parecer, es una de las principales fuentes de la corrupción. No por nada Lord Acton sentenció hace cerca de 150 años: “el poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Los políticos seguirán tratando de aprovecharse del poder, yo seguiré en mi cruzada por limitarlo.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

ARCHIVADO EN: