FUERA DE LA CAJA
¡Qué necedad!
Como diría mi abuela: “¡Pero qué necedad la tuya! ¿Con qué necesidad te metés a tanto relajo?” Y la verdad es que a veces ni yo sé la respuesta a esas preguntas. Solo sé que soy parte de ese 85% de latinoamericanos con espíritu emprendedor que se arriesga a dejar tirados a su paso sangre, sudor y lágrimas, persiguiendo un sueño.
No hay otra explicación. Los emprendedores somos necios. Hay que aceptarlo. ¿Pero sabes qué más somos? Disruptores, innovadores, visionarios… somos quienes hacemos girar la rueda evolutiva para que el resto de la humanidad experimente, perfeccione, avance y nos empuje a ir por más.
¿Suena arrogante? Pues ahorita nos bajo de la nube de un golpe, porque si bien el espíritu emprendedor es motor de desarrollo, también es cierto que esa pasión que nos impulsa puede cegarnos y provocar que cometamos todos los errores del mundo que pudimos prever y evitar.
Te lo digo por experiencia de dos vías, la que he vivido en carne propia y la que he vivido a través de otros emprendedores que me han regalado toneladas de enseñanzas. ¿Cuál ha sido el aprendizaje más significativo? El que condensa muchos otros es: Nunca pierdas la humildad de reconocerte como un eterno aprendiz.
' Nunca pierdas la humildad de reconocerte como un eterno aprendiz.
Julio Zelaya
Tanto va el cántaro al agua…
No lo digo como una frase retórica de inspiración barata. No, no, no. En serio, es el consejo más valioso que los emprendedores podemos tomar y rápidamente aplicar para ver un rendimiento de 100%.
¿Cómo podemos aprovechar este consejo sin caer en la ingenuidad literal? En este mundo hiperinformado e hiperpersonalizado, en donde todo se hace a la medida, aprender se ha vuelto un dilema, es tan fácil que se ha convertido en un reto más, porque nos obliga a ser extremadamente selectivos.
Debemos tomar cada oferta de formación y capacitación con pinzas, diseccionarla y analizarla críticamente para escoger la que mejor se adapte a las competencias específicas que necesitamos desarrollar.
Así que, sin que me lo pidas, pero haciendo gala de la necedad que mi abuela tan sabiamente me hacía notar, te comparto tres recomendaciones al respecto.
Mi primera recomendación es la obvia: ¡aprovecha la virtualidad para fortalecer tus destrezas estratégicas y expandir tu universo! No porque ahora abunde es despreciable; al contrario, la clave está en el criterio de selección.
Mi segunda recomendación es que busques mentores con experiencia comprobable, no catedráticos; encuentra las opciones de formación que te ofrezcan herramientas accionables, que te brinden un buen equilibrio entre lo académico y lo práctico. He visto hundirse a personas con una sabiduría enciclopédica harvardiana que no lograron levantar un negocio.
Mi tercera recomendación es que aceptes aquella oferta educativa que te abra puertas a nuevos espacios de networking y que te conecte con asesores para encontrar soluciones a tus desafíos, a la luz de la experiencia comprobable, porque también he visto muertos acarrear basura…
Así que ahí lo tienes. Dicen que no debemos dar consejos que no nos piden, ni pedir disculpas que no nos dan, pero como soy un emprendedor, apasionado por la educación, aquí te dejo una necedad que sin duda en algo te ayudará.