Ayer, mientras atravesaba la Plaza Mayor en mi trajín de gestiones de inicio de mes para poner al día tarjetas de crédito y abastecerme de lo indispensable para llevar a la mesa, me crucé con Evaristo. Al verlo venir supe que la siguiente media hora sería de amena plática a la sombra de las jacarandas, el relajante rumor de la fuente de las sirenas y la rica polifonía de idiomas en ese magnifico punto de encuentro ciudadano y multicultural de La Antigua Guatemala.

¿Cómo has estado, compa?, fue su jovial saludo y, sin esperar respuesta me haló hasta una banca que en ese momento dejaba libre una pareja que acababa de negociar un bello tejido de Santa María de Jesús y sin más, soltó: ¿Viste cómo se puso de trompuda la cosa desde nuestro último encuentro? Hasta fines de junio, los Tres Poderes, debidamente titereteados, hicieron lo inimaginable por salirse con la suya y perpetuarse en el poder gracias a la cooptación total de las instituciones públicas, incluyendo la Usac, que dejó de ser el referente cultural que fue. El resultado de la votación general del 25Jun2023, sorprendió más al enemigo que al pueblo, que tuvo claro qué hacer.

En su mirada noté que unas bellas turistas distrajeron su atención, momento que aproveché para comentar: pues sí, porque para entonces, de entre los 31 candidatos participantes, solo tres o cuatro estaban fuera del juego oficial del “divide y reinarás” que a la mayoría de chapines desmemoriados dificultó decidir por quién votar. Olvidaron que la patraña fue resultado del destape de 2015, cuando la dupla Ministerio Público-Cicig dio a conocer el latrocinio de la pareja Pérez-Baldetti en su triste papel de presidente-vicepresidente, junto a funcionarios, políticos, militares y empresarios. Fue cuando ese mismo pueblo que mencionás reaccionó ocupando La Plaza y provocó la renuncia y posterior encarcelamiento de Pérez y Baldetti; y más tarde, en 2017, los señalados del grupo de poder se reorganizaron en el Pacto de Corruptos, que en las siguientes elecciones impuso como presidente a Jimmy Morales y Alejandro Giammattei.

Pues sí y como ves, continuó con entusiasmo, en esta oportunidad fue una consistente mayoría de jóvenes estudiantes que tuvo claro por quién votar, en contraste con el caduco esquema al que fueron sometidos sus abuelos y padres en el 54, amenazados por la anacrónica pugna ideológica derecha-izquierda o peor aún, comunismo-anticomunismo que algunos trogloditas mantienen en su retorcida mente, mientras se aferran al poder como chucho al hueso. Los jóvenes mostraron el norte y despejaron el enturbiado panorama.

Como lo veo, me atreví a interrumpir de nuevo, si bien es cierto que el resultado a favor de Semilla fue sorpresivo, está claro que fue consecuencia del hartazgo de la población ante los desmanes de ese grupo de poder. Condición que permite prever que la segunda vuelta será una fiesta cívica, pues a diferencia de la primera, ahora sí hay alternativa. Por quién vas a votar, pregunté.

Para mí dijo, poniéndose serio, la cosa está clara. Hay dos opciones. La A, que garantiza mantener los altos índices de incompetencia y corrupción de los últimos 70 años, y que cada cuatro surjan nuevas camadas de charlatanes que se hacen millonarios a costa del erario nacional y el colapso del Estado. Y la B, con alguien cuya sola presencia incita pronosticar una mejor educación, eficiente desempeño de la administración pública y la política como herramienta para alcanzar el bienestar de la población. ¿No te parece?