Pluma invitada

Por qué Tim Walz será un arma poderosa para Kamala Harris

Sin importar las ventajas o las desventajas de Walz, los republicanos se esforzarán por criticar su historial como gobernador.

Hace apenas unas semanas, que Kamala Harris eligiera al gobernador de Minnesota Tim Walz como compañero de fórmula habría sido impensable, como la mayoría de los acontecimientos de esta turbulenta temporada política.

Las fortalezas de Walz son evidentes: pasó más de una década como maestro de escuela primaria y entrenador de fútbol americano, y sirvió en la Guardia Nacional del Ejército.

En lugar de reforzar su candidatura con un demócrata de un estado pendular — o incluso de un estado donde suelen ganar los republicanos—, en el último momento, Harris optó por Walz, un excongresista de 60 años. Walz es un gobernador blanco del Medio Oeste de un estado en gran parte agrario. Su elección tiene el potencial de recuperar algunas de las regiones rurales e incluso estados que ahora son firmes republicanos. Esto podría suponer una estrategia ganadora en el Colegio Electoral, que ahora es desalentador para los demócratas.

Walz será un arma poderosa que Harris puede usar a su favor. Pero tiene desventajas que no deben pasarse por alto, empezando por la geografía y extendiéndose a su época como gobernador durante un periodo de inmensa agitación para Minnesota y el país.

Las fortalezas de Walz son evidentes: pasó más de una década como maestro de escuela primaria y entrenador de fútbol americano, y sirvió en la Guardia Nacional del Ejército; en 2006, logró ganar un distrito republicano en la Minnesota rural y venció a la oposición del Partido Republicano en varios ciclos electorales. Es relativamente progresista y posee armas de fuego.

Los demócratas se enfrentan a varios grandes desafíos que la campaña de Harris, por muy bien que funcione, no puede resolver fácilmente. La selección de Walz podría ayudar a remediar el problema de los votantes de clase trabajadora que han abandonado en grandes números la coalición demócrata, en particular desde que Donald Trump ganó la presidencia en 2016. Los votantes blancos son, por mucho, el segmento más numeroso, pero también ha habido deserciones de negros y latinos socialmente conservadores.

Tiene otros dos factores a su favor: les gusta a los progresistas y se desenvuelve bien en televisión. Esto último puede haber sido aún más importante para el equipo de Harris. Walz saltó a la fama por arremeter contra los republicanos tachándolos de “raros”, lo cual se convirtió en algo así como un grito de guerra para criticar a JD Vance después de su comentario sobre las “señoras sin hijos y con gatos”.

Las diferencias entre Vance y Walz son enormes, y eso es lo que gusta a los demócratas. Walz tiene 20 años más, cuenta con un historial mucho más profundo en el gobierno y, por decir lo menos, parece mucho más atractivo en televisión.

Harris podría ser la primera presidenta y la segunda que no es de raza blanca, y parece haber decidido que para esta campaña contra Trump se necesita un político muy distinto a ella. El liberalismo de Walz no tiene influencias californianas. Pertenece a una raza política en vías de extinción: el populista de izquierda del centro del país.

Dentro del gobierno de Biden, muchas veces Harris quedó al margen de las principales iniciativas políticas. A pesar de todo el tiempo que ha estado en la mirada pública, sigue siendo una especie de hoja en blanco. En cierto modo, esto hace que su elección para vicepresidente sea más determinante, ya que ofrece a sus partidarios una idea de lo que la presidenta Harris podría lograr al margen de su papel como vicepresidenta.

En lo que respecta a las políticas públicas, en particular la guerra entre Israel y Hamás, Walz tranquiliza, al menos momentáneamente, al ala progresista del Partido Demócrata. Tiene un historial cada vez más populista que podría mantener a flote a Harris, promulgó una serie de leyes en favor de los trabajadores, como la creación de un consejo que establezca normas para las residencias de ancianos, la prohibición de cláusulas de no competencia y la prohibición de reuniones antisindicales con público cautivo. Como gobernador de Minnesota, no tardó en convertir en ley el derecho al aborto tras la anulación del caso Roe contra Wade, firmó leyes para salvaguardar los derechos de homosexuales y transexuales, y ayudó a crear un programa estatal para proporcionar licencias médicas y familiares remuneradas para los trabajadores. Otros logros que entusiasmaron a la izquierda fueron los permisos de conducir para inmigrantes indocumentados, la legalización de la marihuana, una ley de armas de “bandera roja” y la alimentación escolar universal. También promulgó una ley que devuelve el derecho a votar a las personas con antecedentes penales.

Walz todavía no define del todo su postura en materia de política exterior, pero es de destacar que carece del historial del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, que ha apoyado con firmeza a Israel y se ha enfrentado a los manifestantes propalestinos que salieron a las calles tras los atentados del 7 de octubre. Cuando Biden seguía en la contienda para la reelección, los demócratas temían protestas masivas en la convención de Chicago a finales de este mes, y una candidatura Harris-Walz podría calmar algunas de estas tensiones. En el estado pendular de Míchigan, con una población árabe-estadounidense desproporcionadamente grande, Walz tendrá al menos más capacidad para restablecer las relaciones que se deterioraron en el gobierno de Biden.

En general, lo que la gente cree de los compañeros de fórmula es correcto: no importan demasiado. Los votantes se centran en el candidato principal. Pero elegir a Walz en lugar de a Shapiro entraña riesgos reales. Como el estadista Nate Silver argumentó hace poco, Pennsylvania podría ser el estado que sea el “punto de inflexión” en esta elección, el único factor que decide si Trump vuelve a la Casa Blanca. Biden ganó con un margen muy escaso ese estado en 2020 tras la victoria de Trump, también por un margen minúsculo, en 2016. Renunciar a Shapiro, que ganó la gubernatura por 15 puntos en 2022, pondrá mucha más presión sobre la candidatura Harris-Walz para conquistar el activo electoral potencialmente más vital del partido.

Las ventajas de la incorporación de Walz son menos claras. El propio estado de Walz se ha vuelto competitivo para los republicanos, pero los demócratas no lo han perdido desde la victoria aplastante de Richard Nixon en 1972. El Partido Demócrata no necesitaba a Walz para recuperar Minnesota y no es tan conocido en Wisconsin, Míchigan y Pensilvania, el llamado “muro azul” del Medio Oeste.

Sin importar las ventajas o las desventajas de Walz, los republicanos se esforzarán por criticar su historial como gobernador. Fue gobernador de Minnesota en 2020, cuando George Floyd fue asesinado y los disturbios consumieron Minneapolis. El apoyo de Harris a la reforma de la justicia penal y el breve respaldo del movimiento de protesta ese año (ella tuiteó en apoyo de un fondo de fianza de Minnesota para los manifestantes en el estado) ya ha sido materia prima para la campaña de Trump.

Hay otras decisiones políticas que podrían volverse en contra de Walz en la campaña electoral. Así como los republicanos han atacado a Harris por los inmigrantes que cruzan la frontera y llenan las ciudades estadounidenses, Walz podría ser vapuleado por dar permisos de conducir a los inmigrantes indocumentados, una política que es popular en los estados demócratas, pero que puede ser vista con ojos críticos en otros lugares. Por su parte, la campaña de Trump ya está criticando a Walz por conceder el derecho de voto a personas que tienen antecedentes penales, una iniciativa que los votantes conservadores y moderados podrían ver con escepticismo. Walz “está obsesionado con difundir la peligrosa agenda liberal de California por todas partes”, dijo Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la campaña de Trump.

Por ahora, el momento es para los demócratas, ya que las encuestas muestran que Harris va en aumento y la elección de Walz entusiasmó a sus bases. Se espera que su convención, como la del Partido Republicano en julio, sea una muestra de unidad e incluso de euforia.

Y entonces, al igual que en la convención del Partido Republicano, la realidad se impondrá: en pocos meses se resolverá una elección amarga e increíblemente reñida. Por ahora, Walz fortalece bastante a Harris. Y demuestra en qué aspectos, como candidata política, se ha quedado corta.

c.2024 The New York Times Company

ESCRITO POR:

Ross Barkan

Novelista y columnista de The New York Magazine

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