¿Por qué es difícil acelerar el fin de la epidemia del VIH/sida?
Agendas de liderazgo y corrupción sistémica: obstáculos críticos para controlar la epidemia del VIH/sida.
El control de la epidemia de VIH/sida ha logrado avances notables, especialmente en la movilización billonaria global de recursos y el desarrollo de conocimiento científico sobre prevención y tratamiento. Sin embargo, persisten dos obstáculos críticos para acelerar el fin de la epidemia que siguen pasando desapercibidos.
Uno de estos obstáculos son las agendas de liderazgo alejadas de la salud pública. La frase en inglés personnel is policy, traducida como “el personal es la política”, resalta que el éxito de las políticas depende más de las personas que las implementan que de las políticas mismas. Aunque las políticas o programas tengan intenciones nobles, su impacto depende de la integridad y acciones de quienes las ejecutan.
Muchos programas de VIH/sida se basan en evidencia científica y necesidades de salud pública para atender a poblaciones clave, como hombres que tienen sexo con hombres, personas que usan drogas inyectables y trabajadoras sexuales. Sin embargo, líderes de organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, instituciones académicas y/o gobiernos a veces imponen agendas personales o ideológicas, lo que desvía el enfoque hacia cuestiones de identidad o estilo de vida en lugar de centrarse en la prevención y tratamiento del VIH/sida.
Esto ha generado diversas repercusiones: (1) Desviación hacia la defensa de derechos, con recursos enfocados en campañas identitarias o derechos sexuales en lugar de prevención y tratamiento del VIH/sida. (2) Enfoque limitado, que excluye a algunos grupos de alto riesgo como personas transgénero o heterosexuales vulnerables. (3) Distribución desigual de recursos, priorizando de manera técnica, programática y presupuestaria lo ideológico sobre intervenciones sanitarias clave como pruebas, medicamentos y prevención.
Solo con un liderazgo basado en principios éticos y una gestión responsable será posible avanzar en el control de la epidemia y lograr resultados sostenibles.
La corrupción sistémica es otro obstáculo crítico. A pesar del financiamiento global, muchos recursos se pierden por ineficiencia y corrupción, especialmente en sistemas con rectoría o gobernanza débil. Las implicaciones incluyen: (1) Desvío de fondos en cada etapa del proceso, desde el organismo internacional hasta los gobiernos y contratistas, lo que afecta la implementación de los programas. (2) Ineficiencia en la compra y distribución de medicamentos, causando desabastecimientos y retrasos. (3) Falta de supervisión, lo que impide que los recursos lleguen a quienes más los necesitan.
Las ineficiencias, pérdidas y corrupción afectan la efectividad de los programas de VIH/sida, desviando recursos clave y retrasando el control de la epidemia. Estas desviaciones reflejan un desajuste entre los objetivos sanitarios y las agendas personales de los líderes, perjudicando los esfuerzos para acelerar el fin de la epidemia.
Para superar estas barreras se requiere un “liderazgo ético” que priorice la salud pública y garantice una gestión transparente de los recursos. La acción humana es clave en el éxito o fracaso de las políticas y programas de VIH/sida. Se deben seleccionar personas adecuadas para roles de influencia, ya que ellas aportan sus interpretaciones, sesgos y estilos de toma de decisiones que impactan la implementación de las políticas. Es fundamental que los líderes se comprometan a evitar que las agendas personales interfieran con los objetivos de salud pública y a luchar contra la corrupción.
Solo con un liderazgo basado en principios éticos y una gestión responsable será posible avanzar en el control de la epidemia y lograr resultados sostenibles. Para mayor información, visitar el enlace: https://editorial.udv.edu.gt/index.php/RCMV/article/view/49