Por la libertad

Populismo y compra de voluntades

El gobierno ya tiene fondos del presupuesto normal y no necesitaba hacer esta ampliación que supuestamente se va a financiar con impuestos.

El gobierno de Arévalo es populista y ha comenzado a actuar como cualquier otro gobierno. La teoría de Opción Pública nos explica cómo actúan los políticos. Lo hacen como cualquier otro ser humano, maximizando su bienestar, ganando el favor y la simpatía de sus votantes.

La ampliación del presupuesto ha sido el resultado de una negociación en la que el gobierno dio lo que querían los diputados a cambio de sus votos. Hoy por ti, mañana por mí. Al final, ofreció la misma cantidad que dieron a los Codedes (Consejo de Desarrollo Departamentales) a las municipalidades del país. Es duplicar en cierto modo ese monto, ya que los alcaldes integran los Codedes y los gobernadores lo presiden. Por ello, los diputados distritales votaron a favor de la ampliación. Ahora el tema es que se rinda cuenta de lo que se va a otorgar. Es dinero de los que pagamos impuestos y debe rendirse cuentas de lo gastado. En lo personal, fue una estrategia populista para lograr lo que querían. Temo, sin embargo, que este dinero no será supervisado y posiblemente será malgastado en muchos destinos.

El resto de los fondos va una parte para infraestructura y el resto para bienestar social. El gobierno ya tiene fondos del presupuesto normal y no necesitaba hacer esta ampliación que supuestamente se va a financiar con impuestos. Es decir, lo pagaremos todos. Siempre pienso en que hay buenas intenciones detrás de todas estas actuaciones, pero no es el camino correcto. Hay que entender que todo lo que gasta el gobierno, aunque beneficie a unos pocos, significa una extracción de riqueza del resto de la sociedad. Algunos que no pagan impuestos lo hacen indirectamente al ver que los proyectos no les llegan a ellos. Hay un costo de oportunidad al invertir en un proyecto que el gobierno considera prioritario, porque se dejan de crear oportunidades de mejora de nivel de vida en otras partes del país. ¿Cómo es esto? Pues bien, quienes más pagan impuestos son los más eficientes y los que generan más utilidades y ventas en sus empresas. Esas utilidades van en parte a los propietarios, pero estos no toman todo, sino que, dado que la empresa está generando riqueza, prefieren ampliarla reinvirtiendo esas utilidades y posiblemente adquiriendo deuda para nuevas líneas, nuevas plantas o incluso nuevos proyectos.  De esta cuenta, las empresas crecen y van generando oportunidades de mejora de bienestar para la comunidad en donde están ubicadas.

¿Qué necesita un empresario para ser más eficiente? Que el gobierno no lo fastidie, no le retrase sus inversiones, no le extraiga su capital, dejándolo sin flujo de caja (devolver rápidamente el impuesto al valor agregado (IVA), eliminar el impuesto sobre la renta (ISR) o, como mejor debería llamarse, impuesto al rendimiento del capital. Necesita que las carreteras e infraestructura en general estén en buen estado. Para ello, es mejor facilitar a los inversionistas privados a que las construyan y administren con facilidad y sin tanta oposición. Necesitan seguridad y justicia. Hay demasiadas extorsiones, robos y asesinatos, estafas y otros crímenes que obligan a las empresas a disponer parte de sus ingresos en seguridad. Aunque la función principal del gobierno es seguridad y justicia, la están dejando de un lado. El que mucho abarca, poco aprieta, y cuando el gobierno se mete a querer controlar todo y a dedicarse a temas sociales por todos lados, descuida su función principal, dejando que la delincuencia haga de las suyas, ahuyentando así nuevas inversiones de capital y con ello nuevas oportunidades de mejora de nivel de vida para todos, especialmente para los menos afortunados.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).