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Para las madres de 24k, entre poesía y realidades

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La madre es la primera maestra del niño, formadora de principios y valores. Su regazo es la primera escuela para cualquier ser humano. Las destrezas, actitudes y emociones, que construyen o destruyen el futuro del niño, son desarrolladas durante la niñez. La actual dinámica social ha hecho que exista un alto porcentaje de familias monoparentales, lideradas, en su mayoría, por una mujer, quien ocupa el doble rol de padre y madre.

' El impacto que una madre causa en la vida de sus hijos es trascendental.

Brenda Sanchinelli

Una madre es un ángel que Dios puso en la tierra para cuidar a sus hijos, merece todo el respeto, admiración y ayuda que podamos brindarle para cumplir con su misión. Es muy importante que el Estado y la iniciativa privada promuevan la creación de guarderías e impulsen programas para que las madres puedan trabajar y cuidar a sus hijos simultáneamente; es vital la cercanía de una madre con su hijo.

Una madre es un ser único, que con su dulce mano cambia el dolor por alivio, el llanto por risa; transforma la oscuridad en luz. Esa magia que Dios le regaló solo a ella para proveer a sus hijos de amor incondicional y cuidados; puede hacer la diferencia entre un delincuente y un hombre de bien en la sociedad.

La mamá soltera. Tiene un doble rol dentro de la familia, brinda ternura y amor de mamá, pero también cumple con los deberes económicos de papá. La tradicional familia, hoy en día, va siendo cada vez menos el modelo al que estábamos acostumbrados; las estadísticas dicen que seis de cada 10 niños viven únicamente con su madre, siendo familias monoparentales por diversas razones. Las madres solteras se enfrentan a problemas que solucionan sobre la marcha para poder salir adelante, proveer a su hijo de cosas materiales, además de brindarle atención, amor y valores positivos que lo formen en un ambiente emocional estable. El valor de estas madres, heroínas silenciosas, mujeres de 24 kilates, que luchan día a día por sacar adelante a sus hijos con responsabilidad de formar ciudadanos de bien es incalculable.

Mamá viejita. Hoy mamá ya está viejita, con sus canas de plata, su espalda encorvada, sus hombros caídos de tanto trabajar por nosotros, pero aún así ¡su porte es de reina!, dice el poeta. Si tiene arrugas es por los sufrimientos que ha padecido por amarnos tanto; si sus ojos ya no ven bien es por las lágrimas que ha derramado cuando hemos roto su corazón. Y de la misma manera que ella nos cuidó en todas las etapas de nuestra vida, con amor y abnegación, así debemos ahora protegerla nosotros. Los hijos que aún tienen la dicha de conservar con vida a su madre deben prodigarle amor, respeto, paciencia y compañía, pero también proveerle de todas las cosas materiales que ella necesite, para que cuando ella se vaya se sientan con el corazón lleno de satisfacción y jamás tengan un sentimiento de culpa o remordimiento.

Mamá en el cielo. La muerte y la distancia separan físicamente a dos almas gemelas, a una madre de su hijo. Duro es el camino en la vida sin la presencia física de ese ser angelical, que con su inmensa luz guiaba nuestro andar. Arduo camino que nos espera sin la luz de sus ojos para iluminar nuestro andar. ¿Quién podrá darnos en este mundo un regalo más grande que ese amor incondicional que solo ella sabía prodigar? ¡Cuánto anhelo, madre, tus abrazos, tus manos que acariciaban mi cabeza, tu sonrisa que iluminaba mi vida!

Mi esperanza es que, en algún momento del tiempo, en algún lugar del espacio nos volveremos a encontrar, reír juntos, pero esta vez para nunca separarnos. Feliz día a esas madres de oro que luchan cada día por sus hijos incansablemente, y sin importar las circunstancias, su sola presencia es la mayor fuente de amor para el ser humano.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.