Para efectos prácticos, este año comienza hoy
El inminente cambio de gobierno en Estados Unidos obliga al gobierno a actuar con serenidad y con capacidad.
A causa de haber sido martes el último día del 2024 y miércoles el primero de este año, las dos siguientes fechas permitieron una reducción en muchas de las actividades de la vida cotidiana, unidas al primer fin de semana. Hasta hoy, realmente, comienza la vida normal. En lo político sucede lo mismo y entonces la fecha más importante del mes en Guatemala será el miércoles 15 de enero y en el resto del mundo el lunes 20, situados a nueve y 14 días de distancia, respectivamente. Ese corto lapso, imposible dudarlo, tendrá mucho de simbólico: el primer año del actual gobierno guatemalteco y el inicio del cuatrienio de la segunda presidencia de Donald Trump, esto último en circunstancias anunciadas, pero no por ello fatales (sinónimo de inevitables, ineludibles).
Bernardo Arévalo debe conocer cuál es la verdadera posición suya en la percepción de su régimen. Esto, creo, puede lograrlo con una encuesta hecha por una empresa encuestadora seria con estas preguntas a quienes acepten ser cuestionados: a) ¿votó usted en la segunda vuelta? b) votó por él? c) ¿se arrepiente de haber votado por él? d) ¿aprueba las alianzas y adhesiones de diputados, tránsfugas o no? e) aprueba la actitud de Consuelo Porras y Curruchiche? f) ¿aprueba las actitudes del Congreso, la Corte Suprema y la de Constitucionalidad? g: ¿aprueba el presupuesto decidido por el Congreso? h) ¿aprueba los aumentos a los diputados? Estas últimas sirven para medir hasta dónde llega el rechazo, no si este existe o no. Por supuesto, puede haber otras.
Ha sido tradicional el arrepentimiento de los guatemaltecos por haber votado como lo hicieron.
Los resultados de una encuesta de ese tipo no sorprenderán a nadie, pero le servirán al mandatario para conocer la voz popular, aunque sea un trago amargo. La verdad duele, pero es cierta… Tal vez en esa forma mejora siquiera la manera de informar de sus acciones y sobre todo los motivos de esas decisiones. A mi juicio, la pregunta más importante es la referente al arrepentimiento de los votantes, 2.5 millones, es decir 1.8 millones más de quienes lo favorecieron en la primera vuelta. En política, como en el amor —diría un poeta romántico— el arrepentimiento es peor, porque se debe a haber descubierto errores y malas cualidades, además de una esperanza. Un ejemplo claro es el de los 48 cantones, uno de cuyos líderes dice sentirse avergonzado y traicionado, de hecho.
Es importante el conocimiento nacional de las principales tareas planificadas para este año, en pocas y claras palabras, pero la única forma de detener la caída será con hechos, logros, cumplimiento de promesas. Es indispensable escoger las prioridades en un país donde es necesario pecar de demasiado optimismo para alegrarse por ver cifras demasiado alegres. Por aparte, el principal reto es planificar la mejor relación posible con el nuevo gobierno estadounidense y tomar en cuenta las personalidades e historial de quienes sean llamados y aprobados por el Congreso y el Senado, pero al mismo tiempo tener plena conciencia, a todos los niveles sociales y económicos guatemaltecos, de la importancia relativa de nuestro país en ese nuevo Estados Unidos.
Ha sido tradicional el arrepentimiento de los guatemaltecos por haber votado como lo hicieron. Llegaron con apoyo y salieron mal: Ríos Montt llegó popular, aunque no electo; Cerezo, Arzú, Portillo, Berger, Colom, Pérez Molina, llegaron bien pero salieron peor al haber desaprovechado la oportunidad histórica en sus manos. De León Carpio llegó con mucha popularidad, disminuida pero no eliminada al salir. Morales y Giammattei llegaron mal y salieron peor, al haber derrumbado la dignidad del cargo. Arévalo, según analistas, todavía puede enderezar el rumbo, pero necesita dejar de actuar como político partidista y hacerlo como presidente electo, lo cual implica decisiones demasiado dolorosas para él. Necesita tener voluntad y valor políticos.