Catalejo
Ocaso claramente oscuro de un mal jefe sindicalista
Joviel Acevedo está en un oscuro ocaso, frente a los trágicos efectos para la educación de tantos años de una mala dirigencia.
La actual confrontación entre Joviel Acevedo y la ministra Anabella Giracca no es entre ambos y ni siquiera entre un sindicalista estatal y la funcionaria a cargo del tema educativo. Resulta ser una lucha para detener, por fin, los atroces efectos negativos de un gremio magisterial inconsciente de los daños hechos por su dirigente a los escolares del país desde hace demasiados años. No constituye una lucha ideológica ni política, en ese sentido, y plantea un dilema para quienes por estos motivos se oponen tercamente a este gobierno en todo, pero también rechazan la tragedia educativa de una dirigencia sindical cada vez más impopular incluso en el gremio, dividido en 70 sindicatos, según un comunicado del viernes de un grupo desconocido para mí.
Joviel Acevedo está en un oscuro ocaso, frente a los trágicos efectos para la educación de tantos años de una mala dirigencia.
La ciudadanía observa a un cabecilla por fin en el ocaso, con cada vez menos campo de acción válida. Ante el alud de críticas de todos lados, sólo le queda la amenaza de huelgas, tiempo perdido en clases para niños inocentes, víctimas de pretextos para buscar beneficios y “soluciones” como declararlos ganadores de los años de primaria, metropolitana, urbana y rurales. Saben leer, escribir y contar por decreto (¡!!!) porque ministerios cómplices les dan un papel donde dice eso. La realidad es distinta. Los vergonzosos atrasos en la capacidad de escribir, leer y comprender lo leído, medidos desde tiempo, demuestran quién es Acevedo, lo persiguen sin descanso y por ello surgen preguntas muy difíciles de responder, así como hechos curiosos, por decir lo mínimo.
Destaca la falta de voces femeninas en el movimiento sindical jovielesco. ¿No hay?, ¿no se les toma en cuenta?, ¿hay misoginia?, y también ¿cuáles son las medidas disciplinarias a los sindicalizados cuando no cumplen, como ausentarse? ¿Se relaciona él con los padres de familia? ¿Cómo y cuándo? ¿Toma en cuenta sus sugerencias? El peor de todos es su terquedad y terror por mantener los pactos entre confidencialidad, secreto, ocultación, de los pactos, sin comprender el efecto demoledor contra sí mismo y el movimiento sindical en pleno. Esto le ha dado a la ministra un arma demoledora: la lógica, unida a la suspicacia popular por el ocultamiento de las negociaciones, inexplicablemente escondidas en una guarida oscura defendida con uñas sucias.
Se debe señalar otro error gubernativo craso, a mi juicio: pedir a la Corte de Constitucionalidad un dictamen para saber si dicha exposición pública es inconstitucional. Carece de sentido, porque funciona siempre contra el gobierno y porque se trata de una negociación donde está en juego el dinero del erario y se realizan negociaciones en este campo y los demás de la administración educativa. Si cada decisión importante depende de parecidas e innecesarias consultas, el paso de tortuga reinará, con el indudable pero no comprendido riesgo de ir disminuyendo el número de quienes depositaron su voto por Bernardo Arévalo (no por Semilla) y ahora comienzan a pensar en haber sido un desperdicio. El ambiente poco a poco se llena más de una mala bruma y el tiempo es raquítico.
Hay ocasos con luz brillante hasta poco antes de ponerse el sol y la luz se ve aún después. Pero en otros, las tormentosas nubes negras los convierten en opacos, grises. Otro error de Acevedo es considerar a todos los maestros como sólo interesados en mejoras salariales, ajenos a los estragos para los alumnos por la pérdida de clases. No es así y está reduciéndose el apoyo interno entre los maestros. Sus pocas victorias no son nuevas, como los seguros escolares, por ejemplo, y el silencio ante el mal estado de las escuelas no le ayudan. Su rostro ya muestra el inexorable paso del tiempo; su expresión es arisca. Su única salida es irse ahora o al fin de la negociación. Queda la tarea de enfrentar los daños a la educación por los actos de él y su “estado mayor”.