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No solo los corruptos eran avorazados

Los supuestos ahorros que se tendrían por erradicar la corrupción, quedaron en el olvido.

Esta semana el gobierno entregó al Congreso la propuesta de presupuesto para 2025, por la impensable cantidad de Q148,526 millones de quetzales. Esto era un 28 por ciento más, en términos nominales, que el presupuesto que se tenía hasta el miércoles, y un 14 por ciento más que el presupuesto que se tiene ahora, luego de la entrada en vigor, ayer, de la ampliación presupuestaria. Desde cualquier perspectiva, ese presupuesto es una exageración.

Espero que a algunos se les hayan abierto los ojos para ver la realidad de sus ídolos con pies de barro.

La ampliación presupuestaria era el plan B, por aquello de que no lograran la aprobación del presupuesto para el año entrante. La diferencia entre lo que se tenía este año y lo que quieren para el año entrante es de Q32 mil millones. Entonces, por aquello de las dudas, dividieron ese monto a la mitad y eso fue, más o menos, lo que aprobaron en la ampliación presupuestaria. Si al final no logran que les aprueben el presupuesto, por lo menos ya tienen la mitad autorizada de cajón, ya que, de no aprobarse el presupuesto, para el año entrante ahora tendrán uno “repetido”, pero no de Q116 mil millones, sino de Q130 mil millones.

Para justificar los incrementos recurrieron a la excusa favorita de los politiqueros: hay más dinero y hay que ver en qué lo gastamos. Esa fue la excusa con la ampliación presupuestaria. Como nos lograron quitar a los tributarios cerca de Q10 mil millones más de lo que tenían presupuestado, en lugar de aprovechar ese dinero para endeudarnos menos, vieron cómo hacían para encontrar otras cosas en qué gastarse el dinero.

Para el año entrante, el argumento es más o menos el mismo, aunque ahí es más difícil de justificarlo, ya que con el gigantesco incremento de gastos, se tendrá un déficit fiscal de más del tres por ciento, lo que implica que nos endeudarán al mismo ritmo que sus predecesores nos endeudaron en épocas de crisis —la global de 2009 y la del covid-19— con la pequeña diferencia de que ahora no habrá más crisis que las creadas por los mismos gobernantes.

Justifican la voracidad igual que todos sus predecesores, sí, aun los del “pacto de corruptos”, argumentando que la deuda que nos dejarán a los tributarios todavía es “baja” y que no hay ningún problema en incrementar bastantes miles de millones más la carga que deberemos pagar los tributarios actuales, nuestros hijos, nuestros nietos y quién sabe cuántas generaciones más.

No tardaron ni un año en sacar las uñas. Lo que quieren es gastar, y hacerlo a manos llenas. Los supuestos ahorros que se tendrían por erradicar la corrupción quedaron en el olvido. Aunque todavía se habla sobre la corrupción de los gobiernos anteriores, no se ha hecho mayor cosa para acabarla. Si no se han gastado todo el dinero presupuestado en obras, ha sido por incompetencia y falta de preparación, no por la erradicación de la corrupción.

Hasta los del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales —Icefi—, entidad que el ministro de Finanzas dirigió por varios años, criticaron parte de la ampliación presupuestaria, aunque su crítica va hacia las prácticas corruptas que se pueden dar en algunos rubros, no tanto por el incremento en el gasto. Eso los tiene felices. Es más, hasta dicen que se quedaron cortos y deberían gastar más. En eso sí fueron fieles a sus delirios estatistas.

Si la información que tengo es correcta, los gobernantes no tendrán mayores dificultades para que les aprueben el presupuesto, así como les aprobaron la ampliación presupuestaria, ya que cuando se reunieron los jefes de bloque con el presidente y el ministro, de una vez negociaron la aprobación de la ampliación presupuestaria y del presupuesto. En el presupuesto para el año entrante ya no serán tan notorias las “negociaciones”, porque tuvieron más tiempo para maquillarlas, que el que tuvieron con la ampliación presupuestaria, donde quedaron plasmadas patéticamente las centenas de millones de quetzales con las que pagaron los votos. Espero que, por lo menos, a algunos se les hayan abierto los ojos para ver la realidad de sus ídolos con pies de barro.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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