Registro akásico

Necesario ajuste diplomático

Obligada una explicación presidencial sobre objetivos y dirección de la política exterior con China.

Cerrar los ojos cuando se contempla un acontecimiento que sobrecoge, no es una buena idea. En materia diplomática, peor. Mucho menos, creerse las evasivas, para no afrontar una posición. Durante mucho tiempo, las relaciones heredadas con una autoridad que dejó de serlo, la existente en la isla de Taiwán, ofreció muchas ventajas. 1. Hubo financiamientos generosos para obras públicas donde más de alguno metía la mano. 2. Se les pidió apoyos para formación de recursos humanos y hubo un número generoso de becas. 3. Se crearon programas para mejoramiento agrícola, como el referido al bambú y otros. 4. Algunos vivales fueron invitados y se creyeron representantes de potencia, al ser recibidos en Taipéi. 5. Los reaccionarios, abundantes en este país, se sentían poderosos retando a las autoridades chinas. Opinaban sobre la política interna de ese país con gran osadía, para favorecer a partidos disolventes y secesionistas. 6. Los personajes más abyectos estafaron, se apropiaron de fondos; por no enfrentar una decisión vigente en las mismas Naciones Unidas.

Obligada una explicación presidencial sobre objetivos y dirección de la política exterior con China.

Solo hay una China, no hay dos chinas, no hay una China y un Taiwán. Los negocios son buenos si no hay intromisión política, pero se actuó sin esa consideración. En lugar de apaciguar la impaciencia de las autoridades chinas, se siguió operando en las relaciones internacionales como si se fuera una gran potencia. Todo se realiza de la misma manera. Visitas calificadas de Estado, votos abiertos en las Naciones Unidas en lugar de la abstención. Declaraciones abusivas sobre un asunto interno de China. Llamados telefónicos del presidente, con los electos radicales rebeldes frente a las autoridades centrales. Al final, se llegó a un momento crítico: se acaban los negocios.

Ojalá se pueda mantener consulados para favorecer el comercio. Todo hay que hacerlo con decoro. No se trata de pedir un estadio de futbol o la ampliación de un puerto u otra obra pública, a cambio de concordar la realidad, con la legalidad internacional. Los países centroamericanos han ajustado su relación externa con mayor o menor respetabilidad. Pero la prepotencia, la inflexibilidad y la presunción reinan aquí. Aún en este momento; cuando es obvia la necesidad de asumir una decisión preterida. Se reclama en la Organización Mundial de Comercio. Imposible conseguir laudos o decisiones ejecutivas, inmediatas y unilaterales, por esa organización. ¿Qué se creen los viajeros del Ministerio? Esperan reverencias, acompañada de lástima por no poder entregar sus sacos de cardamomo o de café. No entienden las señales claras para corregir su impericia.

¡No, señores! El tiempo se desperdició, no hubo ajuste gradual de la política exterior. Los abusadores sufren cárcel. Uno se apropió de un cheque, otro un casquivano con estafas a empresas chinas. Ahora, se actúa como si no pasara nada. Respaldan discursos engañosos, de dirigentes de EUA. Si se les creyera, ningún país centroamericano hubiese ajustado la sede de embajadas en China. Una generala, lanza orientaciones recalcitrantes, pero después las niega al favorecer a quien atropelladamente echa por la borda sus prohibiciones de relación con China. Nuevos barcos, repotenciación de la fuerza aérea, ejercicios militares, dotación de electrónica de primer nivel, etc. El engreimiento impide entender la realidad geopolítica. No ven relaciones internacionales ríspidas, guerras de difícil salida negociada, el movimiento de armadas, los bloqueos militares. Por favor, no hagan el ridículo enfrentando a una de las mayores potencias económica, militar y política, del mundo actual.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.