Liberal sin neo
Mérito y resultados en la educación
Se opondrán a cualquier mecanismo en el que su promoción dependa de resultados.
Fritz Thomas es doctor en economía y profesor universitario, fue gerente de la bolsa de valores nacional, de Maya Holdings, LTD. y con fundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien). Thomas es columnista para Prensa Libre. Fotografía Prensa Libre: Byron Baiza
El estudio de mejores prácticas y la medición de resultados son herramientas indispensables para evaluar la efectividad de políticas públicas. El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) es un estudio que se realiza a nivel mundial, que mide el conocimiento de estudiantes en matemáticas, ciencias naturales y lectura. Evalúa el rendimiento de estudiantes de 15 años mediante pruebas estandarizadas, que se realizan cada tres años en diversos países. Los resultados de PISA 2022 recogen información de 700 mil participantes en 81 países. Resalta el hecho que Singapur obtuvo el mejor desempeño —primer lugar— en todas las categorías. Algo está haciendo bien Singapur. Guatemala obtuvo la posición 77 de 81 en matemáticas, 73 en ciencias y 67 en lectura. En general los países más prósperos obtienen mejores punteos, pero no es el caso que sean los que gastan más por estudiante.
Aumentan los sueldos de maestros de manera general, sin considerar el desempeño.
El presupuesto 2025 del gobierno asigna Q25.6 mil millones al Ministerio de Educación, que representa 17.2 por ciento del total. Al excluir las obligaciones a cargo del tesoro, pero se agrega lo asignado a la Usac, el porcentaje de gasto en educación es bastante más alto. El sistema de educación en Guatemala enfrenta desafíos profundos que no se resuelven con solo aumentar recursos o capacitar docentes; requieren cambios estructurales en el sistema, centrados en los incentivos mal alineados, la burocracia y la captura por sindicatos que limitan la calidad educativa y favorecen la inercia.
La mayor porción de aumentos en el gasto en educación es absorbida por los pactos colectivos que aumentan los sueldos de maestros de manera general, sin considerar el mérito o desempeño docente. El poder político y capacidad de choque de los sindicatos de maestros —que el gobierno prefiere tener de aliados— convierten al sistema en un espacio seguro para el empleo, sin mecanismos de competencia o meritocracia que impulsen la calidad educativa. Los sindicatos de maestros se opondrán a cualquier mecanismo en el que su permanencia laboral, promoción o jerarquía dependan de resultados.
En Singapur vinculan los resultados de los estudiantes con sistemas de reconocimiento profesional y monetario para los maestros. Un análisis comparativo internacional de sistemas educativos exitosos revela prácticas útiles; tienen en común la frecuente evaluación de resultados de los estudiantes para tomar decisiones basadas en datos concretos y no en presiones sindicales o manifestaciones. La evaluación de conocimientos y habilidades de los estudiantes es una herramienta crucial para alinear incentivos, tanto para maestros como para administradores escolares. Los resultados de las evaluaciones pueden servir como indicadores objetivos del desempeño del sistema, ayudando a diseñar políticas de incentivos que promuevan la mejora continua y la rendición de cuentas.
La mejora del sistema de educación en Guatemala requiere una transformación que toque los cimientos de la estructura: reducir la influencia de la burocracia y sindicatos, alinear los incentivos hacia la calidad y fomentar la competencia meritocrática. Solo con un cambio en la estructura de poder y genuina rendición de cuentas se pueden esperar resultados que verdaderamente impacten a los estudiantes y no a los actores que se benefician del estancamiento actual.
Quizás sea políticamente difícil hacer cambios radicales; como mínimo podrían hacerse muchos más experimentos y programas piloto que revelen errores y buenas prácticas. Lo esencial es introducir más competencia y crear un vínculo fuerte entre resultados y mérito.