Meta humanos
¿Merece la pena luchar por Guatemala?
No crecí escuchando que todo era maravilloso en mi país.
“Tu país lo tiene todo”, me dijo un amigo alemán. “¿Ah, sí?” le pregunté (imaginen mi cara al hacerlo). “Sí”, me respondió. “Es un territorio pequeño y aun así tiene más recursos naturales que muchos países más grandes. Tienen acceso a los dos océanos. Tienen bosques, selvas, campos fértiles y muchas fuentes de agua. Cabe mencionar que ustedes no sufren de un invierno depresivo como nosotros. Su invierno es la situación ideal en la que el agua los bendice en abundancia. Tienen una diversidad cultural impresionante. Su población es descendiente de una civilización milenaria con mucha sabiduría. ¡La mayoría de su población es joven! ¿Qué más quieres que te diga?”
Me gustó escucharlo. En las noticias nacionales no se escucha suficiente sobre el lado positivo de las cosas. No crecí escuchando que todo era maravilloso en mi país. Al contrario, crecí escuchando que todo en Guatemala era malo o peor que en otros lugares. Todo no es maravilloso. Sin embargo, tampoco todo está perdido. Es muy importante no ser determinantes con nuestras palabras, porque estas tienen poder. Guatemala es un país muy afortunado, igual que simultáneamente tiene muchas desdichas.
Luego de escuchar a mi amigo hablar con admiración de mi país, le conté la otra parte de la realidad. No para desvalidar lo que dijo. Comparto su admiración por mi hermoso país. Sin embargo, soy consciente de que sería contraproducente, tanto para él como para mí, ignorar la otra parte de la realidad.
Guatemala es un país con indicadores por debajo de los promedios latinoamericanos. Solo Nicaragua, Honduras y Haití tienen un desarrollo humano más bajo en la región. Somos un país de abundante agua, en donde seis de cada 10 hogares no tienen agua potable, según datos de Naciones Unidas de 2021. Mi lugar favorito en mi país, Atitlán, considerado uno de los lagos más lindos del mundo, recibe aguas negras sin tratamiento todos los días. Los incendios están arrasando con nuestra biodiversidad a una velocidad alarmante y la contaminación del aire es preocupante. Aparte de lo ambiental, tenemos problemas como la desnutrición crónica, la marginalización estructural y la falta de orden para el crecimiento urbano.
¿Qué acciones estás dispuesto a tomar hoy para contribuir a la solución de la crisis ambiental en Guatemala?
No cabe duda de que los guatemaltecos estamos cansados. El cansancio no se debe solo al estresante período electoral y de transición por el que pasamos en 2023, sino va más allá de la cantidad de horas que pasamos a diario en el tráfico. Llevamos años atrapados en los mismos problemas, viendo noticias sobre nuestros terribles índices y siendo espectadores de gobiernos que prometen tanto como roban.
Sin embargo, merece la pena seguir luchando. Guatemala es un país que tiene demasiado y no podemos dejar que todo esto caiga por la borda. Nuestra situación no es fácil y la meta —esa Guatemala mejor que todos soñamos— se ve lejana. Las abuelas sabiamente dicen: “El que quiere celeste, que le cueste”.
Tenemos mucho trabajo por delante y ahora mismo Guatemala necesita tomar una serie de acciones con urgencia. Las crisis ambientales deben ser nuestra prioridad. Más allá de pensar en nuestra salud, afectada por la contaminación del agua y del aire, es nuestra responsabilidad preservar las maravillas naturales de este país para las siguientes generaciones.
¿Qué acciones estás dispuesto a tomar hoy para contribuir a la solución de la crisis ambiental en Guatemala y ayudar a preservar nuestra flora y fauna para las futuras generaciones?