POR LA LIBERTAD

Más sobre inflación y dinero

|

Estamos en una época de inflación y esto me recuerda un maravilloso libro escrito en 1979 que se titula Tiempos de Inflación (en inglés, Age of Inflation) de Hans Sennholz. A pesar de haber sido escrito hace 43 años, este libro tiene unos conceptos que siguen siendo válidos para entender bien lo que es la inflación y sus efectos.

Primero entendamos el origen del dinero. Antes del papel moneda, o sea, los billetes que usamos hoy en día, el intercambio ocurría directamente. El fabricante de tortillas las intercambiaba por frijoles, camisas, zapatos o lo que fuera. Este trueque tenía problemas precisamente porque imaginémonos cuántas tortillas tendríamos que dar a cambio de un par de zapatos.
Quien fabricaba zapatos no quería tantas tortillas. El trueque funcionaba para algunos productos, pero no para todos en forma eficiente. Así surgió, poco a poco, un bien intercambiable que todos fueran aceptando, que fuera duradero y no perecedero, que fuera divisible, que permitiera adquirir unas cuantas tortillas así como un par de zapatos y que no pudiera falsificarse. Este bien debía tener mucho valor para que no fuera difícil llevarlo de un lado a otro. Ese bien es el dinero, “el medio de intercambio” por excelencia, y el bien escogido espontáneamente fueron los más comerciales, y se probó con varios bienes como el ganado, tabaco, sal, té, cacao, ciertas semillas, cigarrillos durante la guerra, en las cárceles, hasta llegar a los metales preciosos como la plata y el oro.

' No se puede emitir dinero y luego recogerlo sin que existan efectos graves en la sociedad.

Ramón Parellada Cuadrado

Las monedas fueron inicialmente privadas, pero luego se convirtieron en monopolios de los reyes. Los gobiernos emitían monedas y para no cargar con el peso de los metales preciosos empezaron a hacer billetes que eran intercambiables por cierta cantidad de esos metales en oro o plata. En 1973, en Estados Unidos, durante la presidencia de Nixon, se eliminó el vínculo entre el billete y el oro y los billetes que usamos hoy en día no tiene respaldo de este. Se llama dinero fiduciario. La gente acepta que tienen valor porque precisamente otros lo aceptan y porque tienen un valor heredado de la época en que sí tenían respaldo por el oro. Los bancos centrales de los diferentes países tienen el monopolio de la emisión de este dinero fiduciario. Emiten de acuerdo con ciertas políticas monetarias, basados en el crecimiento de la economía y una estimación de la demanda del dinero. De esa manera monitorean la inflación para que no se mantenga en cierto rango predeterminado.

Debido a la pandemia, los bancos centrales emitieron mucho dinero fiduciario, incrementando enormemente la oferta del dinero. Esto ha creado presiones inflacionarias sin precedentes. En Estados Unidos la inflación llegó a niveles no vistos desde hace 40 años. En Guatemala, la inflación interanual de julio se situó en 8.36%, de las más altas también desde hace muchos años. Los bancos centrales son los culpables de todo esto, por creer que el dinero es neutro. No se puede emitir dinero y luego recogerlo sin que existan efectos graves en la sociedad. Es muy fácil expandir la cantidad de dinero fiduciario.
Basta con que los políticos se pongan de acuerdo, sin importar las consecuencias que tiene esa expansión sobre los ahorros de las personas y la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.

Si emitir dinero creara más riqueza en la población, ¿por qué no emitir mucho más de lo que se emite actualmente? La realidad es otra, emitir dinero destruye los ahorros y hace que el poder adquisitivo de la moneda disminuya, no en forma pareja, empobreciendo a toda la población, especialmente a los que menos pueden protegerse contra la inflación.

ESCRITO POR:
Ramón Parellada
Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).