IDEAS
Más información es mejor que menos
Luego de las elecciones queda analizar qué tan cerca estuvieron las encuestas de los resultados finales, siendo más fácil porque solo eran dos candidatos en lugar de una veintena como en la primera vuelta. En estricto censo, las encuestas públicas no le pegaron al resultado, pero estuvieron bastante cerca. De donde podemos decir que, si está bien hecha una encuesta nos puede dar una idea de cómo está la tendencia, pero probablemente no los resultados exactos.
Las dos encuestas públicas principales, la de ProDatos, publicada por Prensa Libre, y la de Cid-Gallup, publicada por la Fundación Libertad y Desarrollo, estuvieron a un pelo de que el resultado final estuviera dentro de su margen de error, solo que una para arriba y la otra para abajo. Es decir, la de ProDatos le dio más votos —3.15 puntos porcentuales— de los que obtuvo a Giammattei y la de Cid-Gallup le dio menos votos —3.05 puntos porcentuales— de los que obtuvo. Lo curioso es que, si se promedian las dos encuestas, el resultado habría sido casi exacto, con apenas 0.05 puntos porcentuales de diferencia con el resultado final de la votación. Tengo conocimiento de por lo menos una encuesta privada que estuvo mucho más cerca del resultado que las dos públicas. Si uno hubiese tenido los resultados de las tres encuestas y las hubiera promediado, seguramente le habría pegado al resultado casi a la centésima.
Otra propuesta interesante de cómo llegar a un pronóstico del resultado fue el ejercicio que hicieron los esposos Joseph y Lucy Cole, quienes en lugar de encuestas utilizaron proyecciones estadísticas con base en los resultados anteriores. Para quienes conocen algo de inversiones, se podría decir que las encuestas son semejantes a los análisis “fundamentales” —basados en lo que están haciendo las empresas— y la propuesta de los esposos Cole sería semejante a los análisis “técnicos” —basados en los comportamientos pasados de los precios—. Ese, que es el dilema, a veces casi llegando a niveles “religiosos” entre los inversionistas, en este caso habría sido ganado por los “técnicos”. En efecto, el resultado pronosticado por los Cole —56.6 por ciento para Giammattei— estuvo apenas a 1.35 puntos porcentuales del resultado final.
En donde sí todos fallaron, algunos por mucho, fue en la cantidad de personas que llegarían a votar. La de ProDatos estuvo a 30.3 puntos porcentuales del real y la de Cid-Gallup a 18.1 puntos porcentuales. Aquí nuevamente los “técnicos” se llevaron la victoria, el pronóstico de los Cole estuvo a 6.9 puntos porcentuales del resultado final.
Lo que me lleva a analizar otro supuesto en el que probablemente todos fallamos: que mientras menos votantes asistieran en la segunda vuelta, más posibilidades tenía Sandra Torres de ganar. En realidad, esta premisa sigue siendo verdadera, solo que probablemente a un nivel mucho menor del que la mayoría esperábamos. Es decir, si la asistencia hubiese caído abajo del 33.96 por ciento, Sandra habría ganado.
' ¡Hay que quitar todos los límites a la información!
Jorge Jacobs
Esto se da por el efecto del “voto duro” que se les atribuye a los votantes de Sandra, que igual irían a votar por ella sin importar qué pasara. Y este voto se ha mantenido relativamente constante, ya que en esta ocasión Torres apenas obtuvo un poco más de 55 mil votos por encima de los que obtuvo en la segunda vuelta del 2015, cuando perdió contra Jimmy Morales.
La conclusión que saco de este ejercicio es que mientras más información tengamos —en este caso encuestas independientes y pronósticos de “técnicos”— podremos tener un mejor panorama de cómo serán los resultados. De allí que sea absurdo que los legisladores y los magistrados del TSE intenten cada vez que pueden limitar las fuentes de información a las que tenemos acceso. ¡Hay que quitar todos los límites a la información!