Pluma invitada

MAGA: Una nueva era

Con mejores carreteras, puertos y aeropuertos podríamos mejorar nuestra competitividad.

El pasado lunes fue juramentado Donald J. Trump como el presidente número 47 de Estados Unidos y en su discurso inaugural pronunció este impactante enunciado: “Finalizaré la política de gobierno que intenta hacer ingeniería social en temas de raza y género en cada aspecto de la vida pública y privada. Crearemos una sociedad que sea ciega al color y basada en mérito. Desde hoy, será la política oficial del gobierno de Estados Unidos que solo habrá dos géneros, masculino y femenino”.


En este 2025 empieza una nueva era para Estados Unidos y considero que Guatemala también debe empezar a tomar rumbos diferentes. Las políticas de Estado deben estar enfocadas en generar planes y proyectos encaminados al desarrollo de una nación y no atender a intereses partidistas que poco aportan al crecimiento económico del país y al progreso de sus ciudadanos.


Los países enfrentan diferentes retos en materia económica y social. Los ciudadanos buscan precios estables de los productos que consumen, oportunidades de empleo para crecer profesionalmente y condiciones de vida, como la seguridad, que les permita tener tranquilidad. Los emprendedores y empresarios anhelan tener buena infraestructura para movilizar sus productos, acceso a crédito a tasas razonables y posibilidades de hacer crecer sus negocios hacia nuevos mercados.


Los estadounidenses lo entendieron y es por eso que votaron por un candidato que les ofreció darles un alto a esas políticas absurdas que no aportan en nada al desarrollo. Una persona transgénero no será más productiva que una persona heterosexual. ¿Entonces, por qué debería tener un gobierno una política para promover las “desviaciones de género”?

Nuestros niños y nuestros jóvenes necesitan educación de calidad para ser profesionales competitivos ante el mundo.


Los desafíos de los países y por ende de los mandatarios que asumen posiciones de liderazgo no son pocos. Tenemos retos de educación, de salud, de creación de más y mejores oportunidades de empleo. Es urgente que las naciones prioricen lo que realmente importa, que los dirigentes de gobierno tomen decisiones de beneficio real para la ciudadanía. Nuestros niños y nuestros jóvenes necesitan educación de calidad para ser profesionales competitivos ante el mundo. No necesitan que les contaminen sus mentes con ideas que los hagan cuestionar su identidad.


Las organizaciones hablan frecuentemente de diversidad e inclusión, pero poco se habla de la meritocracia y en lo particular, me gustaría que dichos términos fueran directamente relacionados. Las posiciones deben ser dadas a la persona que tenga las mayores competencias, el mayor mérito y puedan dar los mejores resultados. Las organizaciones debieran concentrarse más en mejorar las competencias de su talento humano que en subir porcentajes de participación de ciertos grupos o llenar cuotas. El hombre o mujer profesional se sentirá más realizado laboralmente si lo voltean a ver por su esfuerzo, por su mérito y por su desarrollo continuo.


Muchos gobiernos y organizaciones se han dejado llevar por una agenda basada en ideología y no en desarrollo. Es momento de que nos demos cuenta de esto y, como los estadounidenses, demos un giro radical.


Guatemala podría estar creciendo al 6% o 7% si tomáramos las medidas correctas. De acuerdo al Banco de Guatemala, hay dos aspectos que contribuirían sustancialmente a ese crecimiento, la inversión en infraestructura y la inversión en nuestro talento humano. Con mejores carreteras, puertos, aeropuertos, podríamos mejorar nuestra competitividad, atraer inversión de nuevas empresas y, con ello, generar más fuentes de empleo. El talento humano mejor capacitado puede acceder a mejores oportunidades de empleo y elevar su calidad de vida. ¿No deberíamos entonces exigirle al gobierno que centre sus políticas en estos elementos y no en políticas que nos llevarán al retroceso como país? Algunos países como Argentina y Estados Unidos han reflexionado y cambiado el rumbo. Seamos los próximos

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: