Los posibles escenarios de elecciones cruciales
Esta polarización, presente en cada esfera de la sociedad estadounidense, anticipa escenarios muy distintos.
A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, el país no solo decidirá su próximo liderazgo, sino también el rumbo que tomará en asuntos críticos, con impacto global. Las encuestas revelan una contienda cerrada entre dos figuras, que encarnan visiones de nación diametralmente opuestas, anticipando un desenlace con profundas repercusiones, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Esta polarización, presente en cada esfera de la sociedad estadounidense, anticipa escenarios distintos.
Escenario 1: Si Harris llegara a la presidencia, su ineficiencia podría traducirse en una incapacidad para manejar problemas complejos a gran escala. Enfrentaría una nación dividida y un Congreso difícil de manejar, lo que complicaría aún más su agenda progresista. Harris ha mostrado dificultades para comunicarse de manera efectiva, y su liderazgo hasta ahora no ha demostrado la capacidad de construir consensos amplios. Su mandato enfrentaría el reto de lidiar con la desconfianza que muchos estadounidenses sienten hacia ella, incluso dentro de su propio partido.
En el ámbito internacional, Harris podría optar por reforzar las alianzas tradicionales de Estados Unidos, aunque no se espera un apoyo incondicional a Israel. También existe la preocupación de que los líderes de potencias rivales, como China y Rusia, podrían interpretar su enfoque más diplomático como una señal de debilidad, lo que podría comprometer la posición de Estados Unidos en la geopolítica mundial.
El futuro de Estados Unidos y del mundo depende del rumbo que marquen estas elecciones.
Escenario 2: Si Trump regresa al poder, es probable que redoble sus esfuerzos para desmantelar muchas de las políticas impulsadas por la administración Biden-Harris. En política interna, veríamos un endurecimiento en las leyes de inmigración, y una des- regulación, bajos impuestos y nacionalismo en áreas clave de la economía. Las encuestas muestran que Trump sigue siendo popular entre sectores de la clase media y trabajadora, especialmente en estados como Pensilvania, Ohio y Florida, donde sus promesas de fortalecer el empleo y reducir impuestos han calado hondo.
En política exterior, Trump mantendría su postura de “América primero”, lo que implicaría reducir el papel de Estados Unidos en conflictos ajenos, incluyendo el de Ucrania, y replantear su apoyo a organismos multilaterales. Sin embargo, fortalecería el apoyo a Israel, enfocándose en alianzas estratégicas y en un frente común contra Irán. También se enfocaría en los procesos de paz en esa área.
Las relaciones internacionales estarían subordinadas a los intereses económicos y de seguridad inmediatos de Estados Unidos. La relación con China podría caracterizarse por una competencia estratégica. Con Rusia, es probable que opte por una postura más pragmática, tratando de evitar conflictos directos y, potencialmente, buscando una “paz fría” en temas sensibles para ambos países
Las elecciones de 2024 en Estados Unidos ofrecen dos futuros completamente diferentes. Con Harris, el país seguiría un rumbo progresista, plagado de ineficiencias y una gestión interna que ya ha mostrado debilidades. Con Trump, se tiene la expectativa de un gobierno más decidido y directo, con políticas contundentes.
Sea quien sea el ganador, el próximo presidente deberá enfrentar una nación fracturada, un mundo en constante cambio y una creciente desconfianza hacia las instituciones. Ambos escenarios reflejan una realidad estadounidense profundamente dividida, en la que el futuro del país depende del camino que tome en estas elecciones. Las encuestas actuales subrayan incertidumbre en los votantes, quienes buscan estabilidad en medio de desafíos económicos y sociales sin precedentes. Y cualquiera que sea el resultado, los efectos se sentirán en todo el mundo.