Rincón de Petul

Las remesas no reflejan el miedo anticipado


Es la primera vez cuando diciembre cayó al cuarto lugar del año.

Desde el 2002, cuando en Guatemala el banco central empezó a publicar las divisas entran por concepto de remesas familiares, la tendencia de alza ha sido casi ininterrumpida. Digo casi, porque de los 23 años que tenemos data, solo el 2009 —cuando se hicieron notorias las consecuencias de la crisis financiera estadounidense de 2007-2008— este rubro bajó respecto del año anterior. Esto ha causado una normalización en la percepción pública de algo que es realmente extraordinario. Desde el 2002, las remesas se han multiplicado en más de 13 veces. Y como bien puntualizó esta semana el editorial de este diario, en cosa de tan solo los últimos cinco años, la cifra se duplicó. Interesante sería preguntar a economistas cuántos índices en el país tienen tendencias tan siquiera parecidas al que reportan las remesas. Tras varios años de crecimientos interanuales de dobles dígitos, el país se acostumbró a las alzas estratosféricas. Tanto, que este año, el 8.6% respecto del 2023 se vio modesto. Pero cuando todo es extraordinario, nada es extraordinario. Así que en esta ocasión atenderemos más a otra anotación que vale la pena puntualizar, tras la publicación del reporte anual de remesas, hecho la semana pasada por el Banco de Guatemala.

Es la primera vez cuando diciembre cayó al cuarto lugar del año.

Los resultados electorales de noviembre en EE. UU. provocaron especulación de que las remesas sufrirían un crecimiento anormal, causado por el miedo al futuro político. En lo personal, yo he creído que el comportamiento de estas divisas tiene mucho más que ver con la economía, y menos que ver con los cambios que se dan en la política. Aun, puedo entender cómo una premisa tal puede hacer sentido en la teoría: El presidente que toma posesión en una semana prometió echar del país a todos los que no tuvieran documentos de residencia legal. Y se calcula que, de cada 10 guatemaltecos en ese país, más de ocho están en esa incierta categoría. El miedo colectivo es un factor que bien se pudo anticipar. Y ese miedo, provocar incertidumbre en el ahorro dentro del país que los puede expulsar, provocando como resultado, una estampida inusual en el envío del dinero hacia el país de origen. La hipótesis, pues, ha estado planteada y me atrevería a decir que tomó auge entre analistas que opinaron sobre el tema en los foros de las últimas semanas. Pero diciembre llegó, como primera prueba para comprobar tal extremo, sin mostrar ninguna anomalía que pueda sugerir que el miedo haya tan siquiera influido.

Históricamente, los meses diciembre han sido altos en este rubro, respecto de los demás de cada año. En muchas ocasiones, el mes de Santa Clós ha sido el puntero. En 2022 y 2023, cedió ese alto puesto, pero todavía se quedó en tercero. Sin embargo, en este último reporte, quienes creyeron que el factor político lo haría repuntar, habrán quedado sorprendidos con los US$1 mil 941 millones reportados, que se ven modestos, comparados con el comportamiento histórico. Esta, por ejemplo, es la primera vez cuando diciembre cayó al cuarto lugar del año, situación que no recuerdo que haya sucedido antes. En ocasiones anteriores he advertido sobre cómo no he logrado percibir que la población guatemalteca indocumentada en EE. UU. esté sintiendo miedo, frente a los peligrosos cambios políticos que pueden suceder en las próximas semanas. Y este comportamiento normal de las remesas de diciembre, bien puede confirmar ese sentido. Insisto; no es que crea que el miedo en las presentes circunstancias sea injustificado. Solo es que no percibo que está presente. Esta vez, en el envío de remesas, encontramos una cierta evidencia.

ESCRITO POR:
Pedro Pablo Solares
Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.