LIBERAL SIN NEO
Las reglas del juego
Servidas las reglas y poderes en juego, organizaciones civiles y medios de prensa que tradicionalmente han servido para promover el diálogo político, comentario y análisis sobre el desenvolvimiento de procesos electorales, se ven inhibidos. En otros tiempos se vería comentario de cada jugada, como si se tratara de un encuentro deportivo; ahora el ambiente es más bien parco, domina la cautela.
' El proceso se centra en la realización de asambleas y trámites formales, no en debates.
Fritz Thomas
La cancelación del debate entre candidatos organizado por la Asociación de Gerentes, Prensa Libre, Guatevisión y La Red es sintomática del estado en el que se encuentra el proceso político. Desconozco los pormenores; intuyo que los que están arriba tienen mucho que perder y nada que ganar, debatiendo con aquellos que tienen más para ganar que perder. Las reglas del juego, concretamente la Ley Electoral y de Partidos Políticos, así como el TSE, han cerrado el espacio y el tiempo de tal manera que el proceso se centra en la realización de asambleas y trámites formales, no en debates y contraste de ideas y personas. Para ser candidato es necesario cumplir una serie de trámites, no persuadir y encantar a porciones particulares del electorado. Es contradictorio que los candidatos tienen prohibido declararse como tales hasta el último momento cuando el TSE lo autorice y al mismo tiempo esperar que surjan procesos democráticos. La mayoría de los candidatos obtienen la condición al ser untados, no tras haber competido frente a varias opciones y emerger victoriosos, es decir, democráticamente.
El exceso de reglamentación y celo controlador de las leyes electorales y el TSE, lejos de asegurar la igualdad de condiciones y neutralidad que profesan perseguir, favorecen al repitente y establecido con ventaja. El estricto control de tiempos, movimientos y difusión de información, fortalecidos por la tramitología y el formalismo, callan la música esencial de la democracia, que más se asemejaría a ruido caótico. El exceso de aparente orden provoca rigidez y ventaja insalvable. Los grandes debates entre contendientes finales tendrían que culminar un largo proceso de debate antecedente, que no ocurre, en gran parte por las reglas.
El proceso para ser diputado es aún menos democrático; la integración de las listas es fruto de maniobra, el voto no figura. En el Congreso el amor es fugaz, para mientras. Cuarenta diputados de la UNE buscarán reelección, diecisiete de ellos con el mismo partido y 23 con otro; cinco migran a Vamos, cuatro a Vos y dos a Cambio, el partido de la familia Baldizón. En las elecciones de 2019 se eligieron 12 diputados de Unión del Cambio Nacional (UCN), de Mario Estrada; 11 de ellos buscan reelección, de los que siete lo hacen con el partido Vamos, de Giammattei, cuyo candidato presidencial es diputado del PAN. La solitaria diputada de la UCN que no busca reelección se postula al Parlacen por Vamos. Catorce diputados de Vamos buscan reelección, tres con un partido diferente y de tres que no se postulan, uno es vicepresidenciable de otro partido. De los ocho diputados del Frente de Convergencia Nacional (FCN), solamente su secretario general se postula por ese partido y siete buscan reelección con otros partidos. Solo 34 diputados no buscan reelección, de los cuales 15 son candidatos a alcalde, concejal o Parlacen y a cinco les fue anulada o rechazada la candidatura por el TSE, que deja 14 parlamentarios que no serán candidatos. De 160 diputados al Congreso, 126 se presentan a reelección, casi cuatro de cada cinco, que da cierta verdad a la frase “son los mismos”.
La gran lección de este proceso es la necesidad de mejores reglas.