Godot ha llegado

Las elecciones en EE. UU. y sus efectos globales

Las elecciones en Estados Unidos serán importantes, por sus efectos en el sistema internacional y no tanto así por sus agendas regionales.

Hace unos días, el presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo que ninguna otra administración ha ayudado más a Israel que la suya y que Bibi —refiriéndose al presidente de Israel, Benjamín Netanyahu por su apodo— debería recordar esto. Luego, agregó que parecía que Netanyahu está tratando de influenciar la próxima elección presidencial en EE. UU. con su ofensiva en la Franja de Gaza, Cisjordania y ahora Líbano. A pesar de sus limitadas capacidades cognitivas y físicas, por las que decidió no buscar la reelección, las declaraciones de Biden no son del todo disparatadas.

Los efectos importantes que se darán en un mes por la elección en EE. UU. serán macros.

El último episodio de los conflictos en Medio Oriente se caracteriza en buena medida por un EE. UU. incapaz o que no ha querido ser un freno de mano en este caso para Israel como lo ha hecho muchísimas otras veces en el pasado. Mientras Biden daba estas declaraciones, la marina estadounidense llevaba ataques en el golfo de Adén, que en las últimas 48 horas han alcanzado objetivos hutíes en Yemen. Mientras tanto, líderes de los países de la Unión Europea de forma indirecta se benefician del conflicto, porque siempre puede ser una razón para darse golpes sobre las crisis internacionales y olvidar las crisis políticas, económicas y sociales que los aquejan. Pero lo que todos esperan es el resultado de las elecciones en EE. UU. del próximo 5 de noviembre.

La ofensiva israelí, que ha debilitado fuertemente a Hamás, Hezbolá y, por consiguiente, a Irán, a pesar de un alto costo de civiles, seguramente seguirá hasta entonces, así como las condenas morales de EE. UU. y la Unión Europea. Al mismo tiempo, potencias como Rusia y China mueven sus piezas sigilosamente en otras partes del mundo, como África y en América Latina —ambos ya tienen presencia en el Parlacén, y no es porque piensan promover los principios de integración centroamericanos—. Desde ambos países también se moverán piezas para influenciar directamente la elección en EE. UU. por sus intereses, pero principalmente por los intereses de financistas tanto demócratas como republicanos —no nos engañemos—. Mientras tanto, Arabia Saudita ha jugado un papel clave en los precios de petróleo bajos, lo cual es otra excusa que justifica la inacción de occidente.

De este lado del charco, demasiada gente sigue obsesionada esperando que ojalá gane o pierda Trump, porque el fascismo o porque el comunismo, mientras que en Washington y muchas embajadas se ríen de nuestra eterna telenovela ideológica que con el pasar del tiempo no cambia de guion. Lo preocupante es que en América Latina y el Caribe, a pesar de estar en pleno siglo XXI, muchos esperan cambios de una nueva administración en Washington, sin prepararse para estos, y cada país piensa que es el más importante para la potencia del norte. Así como cuando todos decimos que nuestro himno “es el segundo más lindo del mundo”. Divididos somos todos más bonitos y dóciles para los intereses de quienes sí piensan a largo plazo.

Los efectos importantes que se darán en un mes con la elección en EE. UU. serán macros. No se trata de una agenda para Asia Pacífico, otra para Centroamérica y así sucesivamente. Se trata de una continuidad, con la victoria de Kamala Harris, de una agenda liberal progresista para un sistema internacional que se ha venido cayendo a pedazos desde el 2004 contra una nueva administración Trump, que podría darle la estocada final al actual sistema internacional y cuyos ajustes nos afectarán las agendas regionales y estos las agendas bilaterales. Esos son los cambios para los que nos deberíamos de haber estado preparando desde hace 20 años, pero contamos solo con gobernantes y no estadistas. ¡Feliz domingo!

ESCRITO POR:

Roberto Wagner

Licenciado en Relaciones Internacionales por la UFM. Maestría en Relaciones Internacionales con especialización en Geopolítica (Warwick University, Reino Unido). Exdiplomático, profesor universitario, columnista, consultor y analista político independiente.

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