Si me permite

Las ansias de aprender deberían ser constantes

Cuando aceptamos que hay necesidad del aprendizaje eso nos motiva a buscarlo.

“Es imposible que un hombre aprenda lo que cree que ya lo sabe”. Epícteto.

Cuando estamos expuestos a un aprendizaje y podemos entender que este nos dará las oportunidades para ser más útiles, de una manera progresiva, esto nos abrirá nuevas puertas, las cuales nunca se nos presentarían si no hubiéramos aprovechado los momentos exactos. Momentos que, sin haberlos planificado, se presentaron y nosotros no los dejamos pasar, sino que tuvimos la iniciativa de aprovecharlos, lo cual llegó a ser mucho más que gratificante.

El proceso de adquirir conocimiento nunca tiene final; por ello, hay que continuar adquiriéndolo.

Fácilmente podemos decir que aquellos que dejamos pasar la oportunidad de aprender algo que antes no sabíamos es como desaprovechar el medio en el cual nos encontramos, o bien, estar muriendo a los desafíos que la vida nos ofrece. Por eso en algunos casos nos estamos lamentando por no poder lograr nuestros sueños, y no queremos aceptar que cuando hubo una oportunidad no la supimos aprovechar. Nada justifica las frustraciones que tenemos si no sabemos estar despiertos y alertas para aprovechar cualquier oportunidad, por pequeña que esta sea.

Las cosas que vamos aprendiendo en la vida, en ocasiones se nos ha cuestionado por qué lo estamos aprendiendo y no tenemos una respuesta lógica para los que nos cuestionan. Pero con el tiempo hay situaciones en las cuales somos requeridos por haber aprendido algo que en un momento inesperado será la respuesta de lo que otros están necesitando. Esto debe de llevarnos a tener la máxima apertura en estar dispuestos en aprender todo aquello que se nos cruza en el camino. Esto podría ser un idioma que podemos aprender o una destreza que podemos desarrollar cuando la observamos en otros y podemos nosotros también agregarlo a nuestro saber.

Es triste cuando se observa a las personas que están en un proceso de aprender algo, ver la expresión que tienen en su rostro cuando esta es de desagrado o de sufrimiento, en lugar de tener una actitud y expresión de una sana curiosidad, sabiendo que en el momento menos esperado les podrá servir y se podrán sentir útiles y ser de provecho al prójimo. Esto los ubicará en un lugar especial porque han aprendido algo que les permite servir al prójimo.

Seguramente hemos conocido personas que cuando están en una etapa de aprendizaje de algo, por el modo en el que lo están haciendo, lo contagian a uno y casi de alguna manera lo están invitando a uno para que se integre en el proceso del aprendizaje en el cual están viviendo.

Es importante tener presente que el momento en el cual se está aprendiendo algo, este no es un asunto aislado, sino que el que está aprendiendo también está enseñando a los que le rodean porque de ese modo, en cada etapa del aprendizaje, se puede mejorar el proceso, o bien, corregir algún modo en el cual se hace, y por ello con el tiempo se pueden crear ciertas normativas de cómo se puede hacer para alcanzar la pericia y la excelencia de lo que se habrá de aprender.

Cada uno de nosotros, por lo que tenemos que hacer, sea esto como una parte de la rutina de vida o las cosas que se les presentan para hacer y antes que ver cómo lo evitamos, tomamos la determinación de hacerlo. Más de uno que nos conoce o nos está observando se apropia de una información que en un futuro habrá de usar, o bien, presumir porque esa vivencia enriqueció su aprendizaje.

ESCRITO POR:
Samuel Berberián
Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.