A contraluz

La sombra de Martínez en la red de defraudación

La Contraloría, la IVE y el Ministerio Público cerraron los ojos ante las operaciones de esta mafia.

La figura de Miguel Martínez, la pareja del expresidente Giammattei, vuelve a salir a flote tras la revelación de la existencia de una estructura de 410 empresas que habría incurrido en defraudación tributaria de entre Q300 millones a Q800 millones. Pero eso solo sería la parte visible de un colosal saqueo de recursos públicos por miles de millones de quetzales. Muchas de esas empresas, que fueron contratistas del Estado, sencillamente no existen. ¿Cómo se habría convertido Martínez en un potentado en menos de tres años, capaz de invertir en grandes negocios? Obviamente, con el visto bueno de Giammattei y con la complicidad de la Contraloría, la IVE y el Ministerio Público, además de haber colocado en la Corte Suprema de Justicia a magistrados a su servicio. En el 2003, el excanciller Édgar Gutiérrez dijo en una columna de prensa que Martínez había acumulado una fortuna de más de Q30 mil millones desde el 2020. Esta red detectada por la SAT podría ser la respuesta.


Marco Livio Díaz, jefe de la SAT, informó que la estructura fue investigada durante nueve meses. El resultado: todas tienen el mismo representante legal, además de que el 75% fue constituido por el mismo notario. La SAT comprobó in situ que la dirección de sus oficinas no existe, o sea, carecen de equipo y personal para desarrollar sus operaciones. A eso se agrega que alteraron recibos de agua, luz y teléfono para registrarse. Según la investigación, dichas empresas no tienen activos que validen la infraestructura de sus actividades comerciales. En otras palabras, se trataría de empresas fantasma constituidas para vender productos sobrevalorados o, en el peor de los casos, estafar al Estado con productos o servicios inexistentes.

¿Cómo se habría convertido Miguel Martínez en un potentado, en menos de tres años, capaz de invertir en grandes negocios?


¿Cómo aparece la sombra de Martínez? Entre las empresas denunciadas por la SAT están varias que tienen vínculos con la pareja de Giammattei, entre ellas Asfaltos y Petróleos (Aspetro). Diario La Hora informó que Ramiro López Camey y Mauricio López Oliva, padre e hijo, propietarios de esa empresa, aparecen en la lista Engel por su relación con Martínez. El Departamento de Estado los incluyó por incurrir en “una importante corrupción, al pagar sobornos para recibir contratos de construcción con el Gobierno”. Tan solo entre los años 2021 al 2023, Aspetro recibió contratos por Q2 mil 14 millones, lo cual la convirtió en una de las favoritas de Giammattei, sin importar que dejara obras inconclusas. Una de ellas es una carretera en Quetzaltenango, que debió reparar a un costo de Q78 millones 474 mil y que tiene enormes baches. Claro, lo importante es la bonita amistad entre ellos. El diario elPeriódico reveló la excelente relación de los dueños de Aspetro con Martínez, que hasta le facilitaron a este la residencia en Vista Hermosa donde vive.


Las operaciones de esta estructura pasaron desapercibidas para varias instancias encargadas de vigilar las transacciones anómalas. La Contraloría General de Cuentas, la Intendencia de Verificación Especial, de la Superintendencia de Bancos, y el Ministerio Público no movieron un solo dedo para investigar esta red que operó frente a sus ojos. Estamos hablando, entonces, de que esta estructura tenía la bendición del más alto nivel del Estado, algo similar a lo que ocurrió con la red La Línea, dedicada a la defraudación aduanera y la evasión fiscal, dirigida por Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Una prueba más del poder de esta mafia es que cuando la SAT solicitó la orden de captura contra los implicados en el caso B410, ningún juez se atrevió a ordenar la aprehensión de los involucrados, entre ellos, abogados, auditores y contadores. Obviamente, tendrían vasos comunicantes con Giammattei y Martínez. Ahora esta brasa caliente pasa a manos de la Fiscalía General, vamos a ver si Consuelo Porras continúa encubriéndolos.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.