META HUMANOS

La niñez: una responsabilidad impostergable

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Diseñar el futuro nos llama a reflexionar en las generaciones que lo verán hacerse realidad. Comprender que el futuro de los niños y las niñas dependerá de las decisiones y acciones que nosotros tomemos en el presente nos conduce a una responsabilidad personal y colectiva. Por ello, Nueva Narrativa, en su cuarta cumbre, Los niños y las niñas, reunió el pasado viernes a 75 guatemaltecos que, con sus acciones y proyectos, están generando cambios integrales para edificar un futuro esperanzador en el país.

' Cada vida cuenta y todas merecen la oportunidad de ser libres, desarrollar su talento y su propósito de vida.

José Caxaj Laguardia

Un lugar lleno de vida que transmite inspiración, conocido como “la estación transparente del deseo”, fue testigo de cómo ciudadanos guatemaltecos llegaron desde Petén, Cobán, Izabal, Xela, Huehuetenango, Sololá, Esquipulas y la ciudad capital para compartir desde sus sectores los proyectos que suman a la niñez, adolescencia y juventud de la nueva Guatemala.

En el espacio coincidimos diferentes generaciones y visiones. La del sector privado, el público, el de la salud y la educación. El sector agropecuario, el del emprendimiento y el del bienestar. Todos enfocados en que, dentro del país, prácticamente el 50% de nuestra población representa a una niñez que padece de enormes retos y rezagos.

A pesar de nuestras diferencias, decidimos elevar la conversación para encontrar visiones compartidas y soluciones sistémicas a estos retos. Activamos nuestra inteligencia colectiva para construir puentes y enlazar ideas con una premisa: no podemos continuar aplazando nuestro compromiso con la niñez.

En Guatemala, el 47% de los niños y las niñas (2,000,000) padecen de desnutrición crónica, limitando su capacidad cerebral para desarrollar su proyecto de vida. Cada uno de ellos necesita hoy un entorno de bienestar integral en donde puedan alcanzar su pleno potencial. Por ello, invertir en la nutrición adecuada de la niñez no solo nos asegura la transformación de la Nación, sino también un futuro extraordinario para cada niño y niña.

Más allá de los indicadores, las historias compartidas en la Cumbre nos recordaron que se trata de vidas humanas que apenas empiezan. Cada vida cuenta y todas merecen la oportunidad de ser libres, desarrollar su talento y su propósito de vida. Coincidimos en que, con las oportunidades de desarrollo adecuadas, podrán asumir su rol como la futura generación conformada por jóvenes talentosos e innovadores capaces de liderar el país.

En la cumbre también examinamos la visión de mediano y largo plazo a la que los guatemaltecos debemos sumarnos, para que en el 2032 todos los niños y las niñas cuenten con oportunidades integrales para crecer. Identificamos dos ventanas de oportunidad esenciales para que dejemos atrás las desventajas que nos impiden avanzar.

La primera es la Ventana de 1,000 Días, una estrategia para garantizar la protección de los bebés desde el embarazo hasta los 2 años de vida. La segunda, Meta Humanos 502, un programa de herramientas para acompañar a los centenials (adolescentes y jóvenes) a liberar su potencial y acelerar la transformación del país.

Los animo a que identifiquemos desde nuestros sectores las acciones para apoyar estas dos ventanas de oportunidad. Cuento con que muchos otros, especialmente los jóvenes como yo, nos sumemos a la conversación y tomemos acción para co-crear juntos una nueva Guatemala.

La última cumbre, denominada Bienestar y Salud, se aproxima. Tema central para que seamos intencionales y, desde la coherencia, protejamos y potenciemos el legado de nuestro país: los niños y las niñas.

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