Catalejo

La ley sigue usándose como arma de venganza

Es inútil la decisión para Jose Rubén Zamora, porque fue liberado de un juicio pero le habían preparado otro.

Este lunes, el periodista Jose Rubén Zamora Marroquín recibió una segunda sentencia de medidas sustitutivas, es decir arresto domiciliario, lo cual debería permitirle irse a casa porque domicilio es el lugar donde alguien vive fija, permanente. Pero seguirá preso por un tiempo imposible de predecir porque existe otro juicio simultáneo aún no realizado, con juez distinto. Ya la primera acusación lo obligó a quedarse dos años y dos meses, muchos de ellos dentro en una sucia bartolina y en condiciones violatorias de sus derechos humanos. A causa de la figura legal de prisión preventiva, llamada así por ser antes del juicio, la espera para este segundo sin duda alguna durará por lo menos otros dos años. De nuevo, ocurre una auténtica burla al sistema jurídico.


El análisis lógico del caso indica mala fe en: a) hacer dos acusaciones, dos juicios; b) encarcelar y con exageración de policías a Zamora inmediatamente después de la acusación y la orden de jueces cómplices; c) incluir el show de librarlo con esa medida sustitutiva; d) tener inmóvil el segundo juicio. A esto se agregan amenazas a los familiares, sobre todo su esposa, quien debió abandonar el país y sigue fuera; acusaciones a periodistas y personal administrativo de elPeriódico, con el logrado fin de su cierre. Demuestra un plan macabro, vil, despreciable y por eso lo sigo creyendo un prisionero de conciencia, aunque haya todo un andamiaje de legalidades usadas para doblegarlo. La tardanza del inicio y veredicto de ese nuevo juicio comprobará esa maldad.


Insistir en las vilezas de este caso no es terquedad ni rechazo a la ley. En realidad es necesario informar a los guatemaltecos de verdades como la de no significar ninguna victoria jurídica el logro de un amparo provisional, porque este se debe otorgar sin excepciones y de inmediato. El siguiente estado del amparo es definitivo pero también apelable y solo queda final cuando lo decide la Corte de Constitucionalidad. Entre las mayores injusticias del sistema judicial guatemalteco se encuentra la falta de límite de tiempo en el inicio de los juicios pero por otro lado la falta de un número máximo de acciones legales maliciosas. Todo guatemalteco debe conocer estas peculiaridades útiles para usar a la ley como pretexto para venganza, al mejor estilo dictatorial.

Poca duda cabe de la nueva aprobación de los integrantes de la clica novenera respecto a la autorización de los 14 mil millones de quetzales realizada la semana pasada y causante de un aluvión de críticas a Bernardo Arévalo.


Reformas a ley del MP. Consuelo Porras de Porres, mandamás del MP, sigue practicando su campaña electoral, como dicen varios pajaritos chismosos desde hace tiempo. Como parte de sus ansiadas atribuciones, ya citó a todos los jefes de bancada y solo llegaron sumisamente a escucharla los de la incipiente clica Porrera, basada en el temor. Ella quiere reformas a la institución donde reina, lo cual levanta el pelo a la ciudadanía consciente, pero falló al no sugerirle a su nunca mencionado esposo, revisar los papeles para evitar ser desbancado en la elección de magistrados. Tuvo suerte: hubiera sido una prueba clara de “conyugalazgo” político porque la inconveniencia de un matrimonio manejado por sus integrantes es a todas luces inconveniente y absurdo.


Los 14 mil millones. Poca duda cabe de la nueva aprobación de los integrantes de la clica novenera respecto a la autorización de los 14 mil millones de quetzales realizada la semana pasada y causante de un aluvión de críticas a Bernardo Arévalo. Vale la pena insistir tanto en la promesa de no hacer nuevos préstamos porque hay dinero suficiente, como del resultado obvio: la molestia entre un porcentaje importante, aunque no determinado aún, de quienes en las pasadas elecciones votaron tanto a su favor, como contra la insistente Sandra Torres. Para la ciudadanía, comprender estas cifras descomunales se complica o imposibilita porque no se tiene la conciencia clara de su verdadero significado al compararlo con el nivel salarial de la mayoría.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.