CABLE A TIERRA

La ignominia a la abogada Virginia Laparra

La abogada Virginia Laparra está siendo sometida a condiciones de vejamen mientras se encuentra en prisión preventiva. Basta leer la carta que escribió, que se hiciera pública la semana pasada, para percatarse de que hay una acción intencionada del sistema para humillarla, dañar su salud mental y física, y violentar sus derechos civiles y de defensa frente al delito que le han imputado, hecho de por sí altamente cuestionable en forma y fondo; una muestra más de como el odio y la vendetta son los que se imponen y no la búsqueda de justicia.

' Sin un sistema de justicia probo y justo, hay pocas posibilidades de que un país salga adelante.

Karin Slowing

De democracia y estado de derecho, cada día queda menos, casi ni el repello. Las oligo-narco-cleptocracias de Centro América han forjado alianzas que conducen a nuestros países a un nuevo ciclo de autoritarismo, en el cual una justicia justa, transparente e independiente se vuelve una quimera. Quieren operar sin oposición ni contrapesos, empleando en el proceso, a las propias instituciones de la democracia y del sistema de justicia que han corrompido. Ya vemos el modelo en acción en Nicaragua desde el 2007; en El Salvador desde el 2018; y todavía está por verse, si la salida, apresamiento y extradición de Juan Orlando Hernández, será suficiente para comenzar a romper con esta dinámica en Honduras. No olvidar que más allá de los rostros visibles, que operan y ejecutan las acciones, están quienes realmente controlan lo que está ocurriendo en nuestros países y esos, permanecen. Ahora, Guatemala, cuna regional de la hipocresía, había sido cuidadosa de mantener las formas, aunque el fondo de los asuntos esté más que podrido; pero parece que hasta eso se está perdiendo. Cada día las acciones son más descaradas e impunes pues están tan seguros de su dominio total sobre el Estado, tanto, que guardar las formas se les vuelve innecesario. Por eso, someten a la licenciada Laparra a semejante ignominia.

Aprovechan que la atención del mundo no está puesta en Centro América hace ratos; que la prioridad geoestratégica de la región es más significativa para las economías ilícitas que lo que parece serlo para la aún primera potencia mundial. A Centro América se le ha reducido a ser un gigantesco centro de detención para los desposeídos del mundo que cruzan nuestro territorio para buscar la frontera norteamericana. Más allá de los discursos, pareciera que, mientras ese flujo de personas no cree una crisis política, no habrá mayor alboroto por lo que suceda o deje de suceder a lo interno del país en otros temas. Así, tristemente, Centro América es ya un claro ejemplo para los ciudadanos del mundo de lo que pasa en las sociedades que nuevamente se quedan sin reglas democráticas, sin Estado de derecho, sin sistema de justicia independiente. El caso de la licenciada Laparra se suma a un conjunto de injusticias que se siguen acumulando y que evidencian claramente que una dictadura modela a su sabor y antojo el sistema de justicia, y lo aplica solo contra quien considera a su enemigo.

A nivel mundial se libra una guerra donde lo que está en juego, más allá de la vida de millones de personas y la integridad del territorio de Ucrania, o la seguridad de Europa, es la hegemonía del paradigma de la democracia liberal frente al autoritarismo absolutista como formas dominantes de gobierno y de gestión de las relaciones internacionales. La plutocracia mundial parece decantarse por favorecer nuevamente las dictaduras como formas de gobierno; y ya sabemos también en lo que terminan, aunque sean electas en las urnas; de allí, a llegar a extremos, como la eliminación física, queda poco. Tristemente, Centro América ha sido, parece que está volviendo a ser un laboratorio mundial de lo perverso.

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