si me permite

La excelencia debe ser un objetivo de la vida

Cualquier modo de conformismo en nuestra vida habrá de matar la verdadera excelencia.

“La excelencia no es un acto, es un hábito”. Aristóteles

Es algo muy natural que cuando hacemos algo o nos involucramos en algo tengamos la idea de que debe ser con excelencia, pero esto no sucede simplemente por casualidad y mucho menos por una simple coincidencia. Si se logra la excelencia es porque se planificó con el cuidado de tomar en cuenta cada detalle y luego se manifiesta que en cada paso del proceso estuvo el debido cuidado para que al final se pueda manifestar un producto que tiene una excelencia, la cual todos están afirmando.

La medida de determinación que tengamos definirá si habremos de alcanzar la excelencia anhelada.

Lamentablemente, cuando está la mentalidad de que “está bien y así puede quedar”, no se ha tomado en cuenta un perfil de excelencia. Por ello, el conformismo nunca está presente en aquellos que se han propuesto hacer las cosas con excelencia no en algunas de ellas, sino en todas las cosas en las que se involucran, al extremo que llegan a tener un perfil ya conocido por sus allegados que si está algo hecho por ellos debe de ser lo mejor, porque ellos así son en todo lo que hacen.

Es admirable ver cómo lo que se hace con excelencia es una recompensa para los que han puesto el esfuerzo y el empeño. Posiblemente en algún momento pueden ser mal juzgados, pero cuando el trabajo está concluido la opinión cambia y se les expresa las felicitaciones que debidamente se han ganado. Esto debería ser un estímulo y una sana motivación para que cada uno de nosotros se pueda preguntar si lo que está haciendo y en lo que está poniendo todo su empeño y tiempo tiene el correcto criterio de la excelencia. Porque esta modalidad debería nacer en cada uno de nosotros y no debe ser porque se nos está exigiendo. Por lo tanto, tomamos el debido cuidado en lo que hacemos.

Para muchos, que han demostrado hacer las cosas con una excelencia particular en todo lo que se involucran, termina siendo una carta de presentación y saben lo que pueden esperar de ellos cuando hacen algo. Por eso, no solo se habla de la experiencia que se tiene; es muy importante que la experiencia que se ha adquirido tenga el perfil en el cual se muestra que se ha hecho de la mejor manera y esto se califica como excelencia.

Cuando alguien siente que el hacer las cosas de la mejor manera llega a ser una carga, se está descalificando aun cuando las cosas están bien hechas. Muy diferente es cuando otros nos comentan que quedó bien y que así lo dejemos; nosotros somos los que habremos de hacer el debido juicio, si lo que se está haciendo puede mejorarse y seguir adelante. Muchas veces cuando se hace un trabajo la pregunta inicial es quién lo hizo, y eso determina cómo lo están evaluando. No es simplemente saber quién lo trabajó, sino ver un paso más allá, porque al conocer cómo hacemos las cosas la experiencia siempre estará presente. Es bueno y gratificante darnos a conocer, porque hacemos las cosas de la mejor manera y no simplemente por cumplir.

Podemos observar muchas cosas a nuestro alrededor que, a pesar del tiempo, se cuidan y se conservan porque son cosas que manifiestan una excelencia indiscutible, sea esta una obra literaria o una obra de arte. Trabajemos siempre con excelencia, cualidad que, aunque nos falte, debemos cultivarla para que seamos recordados por nuestro alto desempeño.  

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.