Nota bene

La democracia se deterioró, advierte Kennedy

Kennedy suspendió su campaña

El 22 de agosto terminó el pan y circo de la Convención Nacional Demócrata, en la que Kamala Harris fue formalmente designada como candidata a la presidencia de Estados Unidos. Pocas horas más tarde, el político Robert F. Kennedy Jr. ofreció una conferencia televisada para anunciar la suspensión de su campaña electoral y endosar la candidatura del republicano Donald Trump.


Con actitud sobria y sincera, Kennedy explicó claramente a los votantes por qué abandonó el Partido Demócrata y lanzó su candidatura independiente. En contraste, las élites demócratas evitaron justificar por qué y cómo obviaron un proceso consultivo para validar la selección de Harris.


Kennedy denunció la radicalización del Partido Demócrata, un proceso también evidente en la izquierda en Europa y América Latina. Ahora es el partido de “la guerra, la censura, la corrupción”, afirmó. El liderazgo del partido alineó sus intereses con las grandes corporaciones clientelares y olvidó su base histórica, la clase obrera.


Registrarse como un presidenciable independiente fue un calvario en un escenario sin competencias eliminatorias, debates abiertos y un aparato de justicia neutral. En cada estado, Kennedy tuvo que recolectar firmas cumpliendo con distintas reglas antojadizas. El Partido Demócrata le puso barreras legales; desestimó las firmas recolectadas y luchó por quitar su nombre de la papeleta. El político independiente requirió de millones de dólares, un equipo de abogados astutos para defenderse del lawfare, y una coraza para soportar los ataques personales (tiene fama de suscribir teorías conspirativas). Lejos está Estados Unidos de tener un sistema político participativo, abierto y transparente.

Peligra la libertad de expresión.


Lo que más asusta a Kennedy es el uso de “la censura, el control mediático, y la manipulación de las agencias federales”. Los medios de comunicación se autocensuran por presiones estatales, o bien, entran en colusión con las autoridades. En comparación con Ross Perot, un candidato independiente durante la elección de 1992, Kennedy solamente fue invitado a dar dos entrevistas en vivo en 16 meses, mientras Perot dio 34 en 10 meses. ABC, NBC, CBS, MSNBC y CNN prefirieron publicar notas difamatorias, y lo excluyeron de los debates presidenciales.


Varios estudios comprueban lo que descubrió Kennedy. Las principales cadenas noticiosas en Estados Unidos tienden a la izquierda y prefieren la nota negativa. La portada de TIME provee una ilustración gráfica: una imagen bella de Harris con el titular “su momento”, que contrasta con una caricatura de Trump derretido y el encabezado “colapso”. Por otra parte, en 2020, un 73% de los ciudadanos encuestados por el Pew Center dijo creer que las opiniones políticas son censuradas en las redes sociales. Esta creencia es más acentuada entre republicanos y conservadores que entre demócratas y liberales. ¿Qué tan libre y sensato puede ser el voto de quienes son alimentados con información sesgada?


Prestemos atención al aviso de Kennedy sobre la crisis política estadounidense, para así frenar la erosión de los valores republicanos, asegurar procesos electorales totalmente transparentes y garantizar el libre flujo de opiniones y de información en la región latinoamericana. La prensa, las cortes, las corporaciones, las universidades, las artes y otros sectores se desprestigian cuando se politizan.

Simultáneamente se enloda la clase política, pues la arena pública se convierte en un sospechoso entramado de acuerdos secretos, mentiras y privilegios. La transparencia, la liberalización y la desregulación son medios para impedir el deterioro de los sistemas políticos republicanos y democráticos y de la sociedad en general.

ESCRITO POR:

Carroll Ríos de Rodríguez

Miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Presidente del Instituto Fe y Libertad (IFYL). Catedrática de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).