Pluma invitada
La curiosidad como puente hacia el éxito empresarial
Los colaboradores que se sienten escuchados y valorados tienden a mostrar mayor compromiso y satisfacción en su trabajo.
Al hablar de la curiosidad, muchos podrían recordar el viejo dicho: “la curiosidad mató al gato”. Sin embargo, en el ámbito del emprendimiento podríamos atrevernos a reformular este dicho: “La curiosidad mató al gato, pero elevó al emprendedor”. En el mundo del emprendimiento, la curiosidad es un rasgo cuyo valor debe resaltarse. En mi opinión, ser curioso representa un elemento clave que puede incrementar significativamente la probabilidad de éxito de un emprendedor.
La curiosidad es fundamental para dominar el arte de escuchar activamente, una habilidad imprescindible para la creación de valor y la generación de ventas efectivas. El acto de escuchar va más allá de una simple cortesía; puede ser una herramienta estratégica que permite a los emprendedores comprender profundamente lo que sus clientes realmente necesitan. Esto es especialmente relevante en el contexto de la venta consultiva o socrática. Esta metodología se basa en hacer preguntas para descubrir necesidades, en lugar de solo exponer las características de un producto o servicio. Nos impulsa a buscar entender antes de ser entendidos, haciendo de la venta un proceso de descubrimiento mutuo que prioriza el diálogo.
Ahora bien, para llevar a cabo este tipo de diálogo es importante distinguir entre las preguntas guiadas y las verdaderamente socráticas en el proceso de venta. Las preguntas guiadas suelen estar diseñadas para dirigir al cliente hacia una conclusión predeterminada, por ejemplo: “¿No cree que este producto sería perfecto para solucionar su problema?”. Este tipo de preguntas no exploran profundamente las necesidades o pensamientos del cliente. Por otro lado, una pregunta verdaderamente socrática, impulsada por la curiosidad busca abrir un diálogo exploratorio, como: “¿Cuáles son los desafíos más significativos que enfrenta en su operación diaria?”. Este tipo de pregunta permite al vendedor entender mejor al cliente y adaptar su oferta de manera más efectiva y personalizada, y para lograrlo debe hacerse de forma natural y sincera.
La habilidad de escuchar puede ser cultivada y mejorada con la práctica y empieza con la curiosidad e interés genuino por los demás.
Dale Carnegie, en su libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, subraya la importancia del interés genuino hacia los demás. Esta actitud no solo facilita las ventas exitosas, sino que también es vital para un liderazgo efectivo. Un líder que escucha y comprende genuinamente a su equipo puede ir más allá de la simple gestión para inspirar y motivar, lo que a su vez puede llevar a resultados extraordinarios y a la retención de talento. Los colaboradores que se sienten escuchados y valorados tienden a mostrar mayor compromiso y satisfacción en su trabajo, lo que se traduce en una mayor productividad y lealtad hacia la empresa.
La curiosidad es una competencia que puede desarrollarse. Una práctica efectiva puede ser adoptar el hábito de aprender algo nuevo sobre un cliente o colaborador cada día, más allá del ámbito profesional habitual. Puede realizarse durante conversaciones de corredor, haciendo preguntas abiertas que fomenten conversaciones profundas.
En conclusión, es fundamental entender que la habilidad de escuchar puede ser cultivada y mejorada con la práctica y empieza con la curiosidad e interés genuino por los demás. Ser mejores en esto no solo enriquecerá nuestras capacidades como líderes y emprendedores, sino que también enriquecerá nuestras vidas personales, abriendo puertas a nuevas oportunidades y perspectivas.