Mirador

La crisis de los diez minutos

Los límites de la diplomacia se desplazan nuevamente y entran en el territorio del hard power, del que habían salido hace tiempo, y retoman el realismo.

Durante el fin de semana, el presidente Petro provocó una crisis que vino a durar —versión Joaquín Sabina— “lo que duran dos peces de hielo en un wiski on the rock”. El colombiano, acostumbrado a salidas de tono —no es la primera, recuerden aquella con Giammattei—, quiso echarle un pulso al “recién llegado” de Trump, y quedó ridiculizado, además de mostrar nuevamente su carácter colérico, pero sobre todo incapacidad de negociar y ver la política con la altura de miras esperada en un presidente.
No ha sido el único que durante la pasada semana cediera —o diera la razón— ante el rubio norteño. Lo hizo la Alta

representante de la UE para asuntos exteriores, Kaja Kallas, quien afirmó, durante una intervención en la Agencia Europea de Defensa (EDA), que es “hora de invertir más en la UE en temas de seguridad y defensa, y asumir responsabilidades”, y pone en justa dimensión y equilibrio las declaraciones de Trump exigiendo a sus socios europeos mayor colaboración en materia de seguridad y defensa, especialmente en lo que se refiere al financiamiento de la Otán. Entendieron que la buena vida y el estado de bienestar requieren de un sistema de seguridad adecuado, y financiado.


También el contralor de Panamá, quien anunció severas medidas tras evidenciar una concesión de 25 años prorrogables, otorgada por el Estado a Panama Ports Company (PPC), subsidiaria de la china Hutchison Ports Holdings (HPH). La concesión, con dos espacios —uno en cada océano— y con un total de 344 hectáreas por las que no pagan al Estado panameño desde que iniciara en 1998, se interpreta como la sustitución de un enclave norteamericano por otro chino. Aunque es una empresa que opera en otros países, está claro que hacerlo en el canal de Panamá —con control en dos océanos— tiene unas implicaciones geoestratégicas muy diferentes.


El tercero fue el ministro de Asuntos Exteriores ruso, al afirmar que “Rusia está a la espera de que el equipo de Trump aclare sus posiciones sobre el posible acuerdo de alto al fuego en Ucrania”. Parece que también el presidente Putin ha escuchado las sugerencias del norteamericano sobre terminar el conflicto a la mayor brevedad, y la UE teme quedar fuera del plan final del conflicto.

Se impone la realpolitik, oculta en gobiernos anteriores, que parece resurgir, como lo hizo después de la II Guerra Mundial, y desplazar el idealismo wilsoniano.


Se impone la realpolitik, oculta en gobiernos anteriores, que parece resurgir, como lo hizo después de la II Guerra Mundial, y desplazar el idealismo wilsoniano, que no ha dado los resultados esperados. Promovieron un mundo de diplomacia del diálogo, pacifismo y lo políticamente correcto, y de pronto somatan la mesa y nos muestran el mundo de otra forma, nada distinto a como se hiciera durante la Guerra Fría. Y es que la democracia y la libertad requieren de, al menos, dos condiciones previas: inversión en seguridad para protegerla y autoridad para sostenerla, y no asumir que una vez alcanzadas se sostienen por el “buen hacer” propio y de vecinos.


Aunque es poco reconocido, por primera vez surge una confrontación —de momento casi monolítica— a pactos como el Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla, que tradicionalmente han operado de forma concurrente sin que se les hiciera frente, como ocurrió con la Internacional Socialista de la segunda mitad del siglo XX.


Los límites de la diplomacia se desplazan nuevamente y entran en el territorio del hard power, del que habían salido hace tiempo, y retoman el realismo para confrontar una suerte de solft power y geoeconomía empleado por los rivales —China, especialmente— para lograr el liderazgo mundial.


¿Asistimos al resurgir de USA?, me da la impresión de que, al menos, el intento está más que visible.

ESCRITO POR:
Pedro Trujillo
Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

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