LIBERAL SIN NEO

La confusión del lenguaje

La desinformación, palabra de moda y fenómeno del que es necesario cuidarse, es información “falsa o engañosa que se difunde de manera intencionada para engañar e intentar manipular las creencias, emociones y opiniones del público en general”. La mala información, en cambio, es lo mismo, pero sin intención deliberada. La línea de intención que separa estos vocablos es tenue.

' Uno de los nuevos tipos de economía es que otros paguen para que usted no produzca.

Fritz Thomas

El lenguaje es la herramienta más sutil del ser humano. Un artículo reciente de Catrin Einhorn y Manuela Andreoni en The New York Times, titulado Perforan en parque para salir de deuda, deja entrever, de manera intencionada o no, prejuicios que evocan el uso de lo que F. Hayek llamó la confusión del lenguaje en el pensamiento político. “Ecuador tiene problemas de liquidez y batalla con la deuda”, relatan las autoras, “el gobierno ve la perforación [extraer petróleo] como su mejor opción”. “El parque nacional Yasuní ofrece un estudio de caso sobre cómo las fuerzas financieras globales continúan atrapando a los países en desarrollo para que agoten algunos de los lugares con mayor biodiversidad del planeta”. El hecho es que el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, para aumentar el gasto público obtuvo un préstamo de US$8 mil millones otorgado por China, que se pagaría en parte con petróleo. A la hora de solicitar y obtener el préstamo de bancos chinos, estos serían “socios estratégicos” para el progreso. Llegado el tiempo de pagar la deuda, son fuerzas financieras globales que “atrapan” a países en desarrollo, con la malévola intención de agotar la biodiversidad.

“Los líderes ecuatorianos dicen que simplemente no pueden dar la espalda al dinero del petróleo en un país donde uno de cada cuatro niños sufre desnutrición”. Este es un argumento ad misericordiam; presumiblemente, hay relación directa entre la extracción de petróleo para que el gobierno obtenga más ingresos, y la desnutrición infantil. Más del primero equivale a menos del segundo. “Tenemos una deuda monstruosa”, afirmó el ministro de Energía ecuatoriano; “reconoce que el petróleo desempeñó un papel en la creación del problema, también ve más perforación como la forma de salir de la deuda”. Es decir, el petróleo es el causante del problema de la deuda, a la vez que es la solución.

“El año pasado”, continúa el artículo, “miles de indígenas ecuatorianos hicieron una huelga que detuvo gran parte de la producción; los manifestantes exigieron el fin a los planes de duplicar la producción petrolera, también insistieron en que el gobierno redujera los precios del combustible”. Requiere mucha imaginación promover que se reduzca la producción y al mismo tiempo bajen los precios.

Quizás las palabras más sabias que citan las autoras provienen de Iza, un líder de las protestas: “Agotaremos todos los bloques petroleros, destruiremos todos los ecosistemas, pero no resolveremos el problema de la economía ecuatoriana. Debemos pensar en otro tipo de economía”.

Uno de los nuevos tipos de economía de moda es que otros paguen para que usted no produzca. “Ecuador” —como si el país fuera actor— “está considerando pedir a los bancos que renegocien la deuda a cambio de invertir en una nueva reserva marina frente a las Islas Galápagos”. Sea cual fuere el tipo de economía, producir es condición inescapable. El problema de la deuda no fue causado por “Ecuador” o “el petróleo”; los gobernantes de turno se endeudan con entusiasmo a sabiendas que no son personalmente responsables y estarán cómodamente jubilados cuando llegue el cobro. Tema aparte es cómo los recursos de la deuda se “invierten” en la población.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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