Registro akásico
La codicia imperial
No hay sinceridad en la defensa de la democracia en Latinoamérica.
Una hipótesis para explicar la actuación internacional de EUA es el ánimo de lucro. Fue sostenida por el profesor Alfredo Jalife-Rahme, sobre el futuro de la relación de esa potencia con Venezuela, en reciente entrevista radial en Tabasco, con Emmanuel Sibilla. La presión calculadamente débil, contra el régimen de Nicolás Maduro Moros, muy poco efectiva para encauzar hacia la estabilidad y respeto a los procesos democráticos, tiene un motivo oculto. La estrategia norteamericana consiste en obtener una posición privilegiada para negociar, con un gobierno frágil, sobre explotación petrolera, extracción del coltán: cobalto, litio y tantalio, además de otros recursos mineros de ese rico país; así como afectar el comercio con China. De esa cuenta, conviene un interlocutor endeble, dispuesto a concesiones y necesitado de acuerdos para perpetuarse en el poder con artimañas.
Un gobierno débil es una condición para estimular mayor endeudamiento bajo la usura globalista.
El mismo criterio puede explicar la relación con Honduras. Durante años, se ha favorecido a la formación partidaria de la presidenta Iris Xiomara Castro. Las donaciones de equipo militar, alabanzas en la gran prensa y libertad de un discurso woke solo pueden calificarse de generosas. En el país hermano, el rubro más alto del presupuesto es el servicio de la deuda pública. La externa ocupa el 54% de esa cuenta, consistente en US$9.44 mil millones, aproximadamente el 21.8% del PIB. Al ser superior a la interna, es obvio que no podrá continuar endeudándose y le han comenzado a negar nuevos empréstitos.
¿Cuál ha sido la reacción de la presidenta? Amenazar con no colaborar en la represión de la narcoactividad; para el efecto, inició denunciando el tratado de extradición con EUA, aderezado con la declaración textual: “La injerencia y el intervencionismo de los Estados Unidos, así como su intención de dirigir la política de Honduras a través de su embajada y otros representantes, es intolerable”. Los últimos gobiernos financiaron el crecimiento del gasto corriente y la inversión contratando deuda externa. Ahora, al cerrarse el chorro: la señora protesta.
En la zona de influencia de EUA, se busca establecer gobiernos débiles. En Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra y señora tienen una política visceral. Su último enfrentamiento con la Iglesia Católica supuso la expulsión de 40 sacerdotes al extranjero y el arresto de cuatro decenas, así como el cierre de radios, universidades y otras tropelías. No obstante, las presiones internacionales son pocas, pues la deuda externa crece 2% anual. Con un total de US$10.286 mil millones representa la mitad del PIB; aparte, tienen apoyo de la Federación Rusa. El Departamento de Estado debe considerar jugada maestra, endosar una sanguijuela. Por consiguiente, no arma escándalo.
En nuestro país, la deuda externa es el 12% de PIB. Hay una agresiva injerencia en asuntos internos de diplomáticos y de los organismos internacionales, coordinados por oscuros funcionarios de los EUA. Las últimas administraciones del país no pueden ser unificadas bajo un signo político; sin embargo, han sido presionados por igual, para arruinar la estabilidad macroeconómica.
Finalmente, consiguieron un gobierno débil, necesitado de préstamos para vender la soberanía por un plato de lentejas, a cambio de su permanencia. Cuando no estaban en el gobierno, los actuales funcionarios declaraban lesivo el endeudamiento. Ahora, con una oposición obscena, gobiernan con el apoyo de viejos corruptos, aceptados como sus aliados de última hora. Aumentan la deuda externa, con la mafia internacional de plácemes, pues favorecen el capitalismo monopólico financiero.