Ideas
La batalla de las ideas nunca acaba
“Las ideas son cosas mucho más fatales que las armas”. Lenin
Hace más de treinta años, cuando escribí mi primera columna, no tenía idea hasta dónde me llevaría, pero sí estaba muy claro de que era mi primer paso para involucrarme activamente en la más grande batalla de la historia: la batalla de las ideas. Es una batalla que no se pelea con armas, sino con palabras, pero como hasta el mismo Lenin lo sentenció: “Las ideas son cosas mucho más fatales que las armas”.
Usted también puede involucrarse en la más grande batalla de la historia: la batalla de las ideas.
Y en esta batalla estoy enfrascado desde ese momento, al grado que a mi columna en este diario le puse precisamente ese nombre: Ideas. Mis ideas son muy sencillas, son las ideas de la libertad, y lo único que buscan es ese ideal que tan genialmente enmarcó Alberto Benegas Lynch: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social”. Incluso, si se quiere simplificar más, basta con la primera frase: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo”.
Esta es una batalla que se lucha desde que los seres humanos aprendieron a comunicarse y a vivir en grupos. A partir de allí, siempre ha habido personas que buscan enseñorearse de los demás y siempre ha habido personas que buscan vivir en libertad. Es una batalla que se ha peleado en plazas, en parlamentos, en volantes, en cartas, en libros, en debates, en medios y ahora en redes sociales y videos. Pero la batalla es la misma. Cambian las herramientas, cambian los medios, pero el conflicto siempre es el mismo.
Debo admitir que, además, es una batalla fascinante, retadora, intrigante, llena de adrenalina, pero también agotadora, cansada, frustrante y, en la mayoría de los casos, solitaria. Afortunadamente, yo no he estado solo en esta batalla. A lo largo del camino he ido conociendo a muchas personas que comparten estas ideas, que también, desde sus trincheras, pelean esta batalla cada día. No las suficientes, debo decir, pero poco a poco van aumentando.
En ese camino encontré también a amigos con quienes compartimos la misma visión y, además, el espíritu emprendedor para lanzarnos a quijotadas sin pensarlo mucho. En una de ellas, nos lanzamos al fascinante mundo de la radio. Empezamos con programas de opinión –o de reflexión, como preferimos llamarlos— y cuando menos lo imaginamos, convertimos esa pasión en una empresa productora con la que, desde hace más de 20 años producimos nuestros programas, dedicados, precisamente, a llevar al alcance de todas las personas las ideas de la libertad.
Hago esta reflexión porque considero que, los tiempos que nos están tocando vivir, no solo en Guatemala, sino en todo el mundo, son trascendentales. Son tiempos de cambios, tiempos de mucha polarización, que tanto pueden llevarnos a un futuro muy próspero como a las puertas de la tercera guerra mundial.
Y es precisamente por esto que considero que, ahora más que nunca durante todo el tiempo que llevo involucrado en esta tarea, es importantísimo que no bajemos la guardia y que nos involucremos con mucho más ahínco y fervor en la batalla de las ideas.
Es por eso por lo que, en Libertópolis, seguimos buscando otras maneras de llevar estas ideas de libertad y de paz a muchas más personas. Ahora dimos un paso más, pasando de pelear la batalla de las ideas en la radio y las redes sociales, a la televisión digital. El primer paso son las redes de cable en el interior del país, pero luego, el mundo es el límite a través de las aplicaciones de televisión digital. Si usted quiere involucrarse también en esta batalla de las ideas, dé el primer paso y pídale a su operador de cable que transmite LibertópolisTV.