Pluma invitada
Judíos palestinos, árabes palestinos
Entre sus luchas de poder y con un discurso populista sumado a la corrupción de sus líderes, Gaza eligió a Hamás como su ente gobernante.
No importa de qué lado de la historia tenga que ponerse uno como persona, ni qué credo profese cada uno, hay situaciones que ningún ser humano civilizado debería de aceptar: 1. La violación de mujeres como instrumento de guerra y coacción es un acto que cualquier persona o comunidad debería reprochar. 2. La “guerra” desde todo prisma y desde todo ángulo solo debilita a las sociedades y, de hecho, si aprendemos de la historia, los conflictos armados terminan marcando el fin de las culturas. ¿Pero qué hemos aprendido en este conflicto israelí-árabe desde el año pasado? Yo, como muchos de ustedes, crecí con el concepto de que los nazis estuvieron del lado equivocado de la historia; sin embargo, hoy vemos cómo existe un aumento en el sentimiento antisemítico disfrazado de antisionismo y anti-Israel; para una muestra, solo con ver cómo la gente de la comunidad educada y no educada se expresa hoy de la comunidad judía e israelita en las redes sociales. Personalmente, me he dado a la tarea de buscar grupos de mujeres en nuestro país paladinas de los derechos de la mujer en condenar las violaciones y masacres de las chicas judías el 7 de octubre del año pasado sin obtener una respuesta clara. De hecho, muchas abiertamente se han negado a condenar estos actos repulsivos solo por el hecho de ser judías israelíes. En las principales ciudades del mundo hemos visto manifestaciones en contra y a favor de cada grupo, pero sí hay que recalcar la violencia de la cual hemos sido testigos de los grupos antisionistas, como las que vivió Berlín en la famosa “Noche de Cristal” en los años 1930, a diferencia de los grupos pro-Israel, donde se pide que devuelvan a los “secuestrados” en ese 7 de octubre. Claro que también hemos sido testigos de la respuesta contundente de Israel en destruir Gaza y convertirla en escombros. Gaza, en el 2005, fue totalmente entregada a la autoridad Palestina para que fuese autónoma. Lamentablemente, entre sus luchas de poder y con un discurso populista sumado a la corrupción de sus líderes, Gaza eligió a Hamás como su ente gobernante, quien pudo haberla convertido en la Singapur del Oriente Medio, pero todas las donaciones o fueron robadas por sus líderes o utilizadas en convertirla en una infraestructura con el único objetivo en destruir a su vecino “Israel”. El ultimo 1 de mayo, aquí, en la ciudad de Guatemala, en la marcha festejando el Día del Trabajo, llamó la atención un grupo de mujeres ondeando la bandera verde, blanca y roja, gritando: “Del río al mar, Palestina será libre”. En mi mente, pensaba: ¿Realmente saben lo que están diciendo? Me acerqué a algunas de ellas a preguntarles y platicar con ellas. La mayoría no sabían ni de qué río hablaban y, curiosamente, tampoco qué mar estaban mencionando. Pero lo peor es que, en vez de ser un canto por la unidad y la paz, lo que están pregonando es la destrucción de toda una civilización como la judía palestina, ahora israelita, y también de la desaparición de los derechos de libertad que los mismos árabes viviendo en Israel han alcanzado. Algo muy diferente a la realidad en los Estados árabes libres de judíos o con la famosa Apartheid para la población judía en sus tierras.
¿Quo Vadis, Filistina? ¿A dónde vas, Palestina?
En 1948, el segmento de tierra del río Jordán al mar Mediterráneo, lo que quedaba del Mandato Británico en Palestina, las Naciones Unidas lo dividieron en dos, un Estado árabe y un Estado judío, viviendo uno al lado del otro. Guatemala también votó por esa opción. Ojalá un día nuestros ojos puedan ver a árabes palestinos queriendo vivir al lado de judíos palestinos, como sus vecinos, en la prosperidad y al beneficio de la humanidad.