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Juan Diéguez Olaverri en los Cuchumatanes

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Adrián Recinos escribió la Monografía del Departamento de Huehuetenango (con 2 mapas y sesenta y cuatro ilustraciones), segunda edición, Editorial del Ministerio de Educación Pública, 1954. 518 páginas. A continuación un resumen de la misma y entre paréntesis el número de página.

Juan Diéguez Olaverri a los 33 años de edad, y otras personas y amigos descontentos con el régimen que mantenía en Guatemala el General Rafael Carrera, tomó parte en una conspiración que debía estallar el 26 de junio de 1846, en los momentos en que el caudillo montañés se hallaba en la catedral con ocasión de los funerales del Arzobispo Fray Ramón Casaus (26).

El Arzobispo había sido expulsado por los Liberales en 1829, y murió durante su exilio en La Habana, Cuba, el 10 de noviembre de 1845, a los 80 años de edad. Sus restos fueron trasladados a Guatemala y se organizaron los funerales en la catedral.

La conjuración estaba ampliamente ramificada y no habría fallado, si a tiempo no hubiera sido advertido de ella el General Carrera y no hubiera ordenado cuanto el gobierno estimó oportuno para reprimirla (26).

El proyectado magnicidio del mandatario tenía por cabeza del motín a Juan Diéguez Olaverri, y fueron encerrados en el Castillo de San José. Otros implicados: Manuel Diéguez Olaverri —su hermano—, Atanasio Muñoz, Manuel y Ramón Bencoechea, Ignacio Irigoyen, Félix Solano, Juan Oliver y muchos más (26).

' Juan Diéguez Olaverri fue el cabeza del motín para provocar el magnicidio del presidente Rafael Carrera.

José Molina Calderón

Juan Diéguez unía al prestigio de su ilustre padre don J. Domingo Diéguez, la aureola de su saber, rectitud y carácter. Ya sus versos le habían conquistado un sitio en el Parnaso (26-27). La mayor parte de los conjurados lograron que les fuese condonada la pena de muerte por la del destierro. A los hermanos Diéguez se le impuso la pena de deportación por ocho años, durante los cuales debían permanecer en la República Mexicana (27).

Juan Diéguez salió de Guatemala y emprendió el antiguo camino de Chiapas. Llegó a Huehuetenango sin detenerse. Se dirigió a Todos Santos, y en aquel pueblo, entre aquellas montañas que eran las murallas legítimas de la tierra natal, desfalleció su ánimo y no pudo continuar el viaje. Un mes permaneció en casa de David Ovando, secretario municipal y maestro de la Escuela del lugar. El poeta habitó una pobre cabaña, el hogar de un maestro rural, al pie de la cumbre majestuosa de los altos Cuchumatanes, junto a una oculta senda que facilitaba la salida, a través de la tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza, a la Cañada de Todos Santos (27).

Restauradas las fuerzas y resignado el ánimo, Juan Diéguez continuó su peregrinación y fue a establecerse en Chiapas, viviendo en Ciudad Real, en casa de doña Calixta Robles, en la cual escribió su canto titulado A los Cuchumatanes, fresco el recuerdo de la cabaña que le prestó asilo en Todos Santos. Juan Diéguez fue no solo poeta, sino jurisconsulto guatemalteco. Contrajo matrimonio en Chiapas con Dominga Armendáriz.

A 10 kilómetros de Chiantla, ascendiendo a los Cuchumatanes, se encuentra el mirador que lleva su nombre y se puede leer el poema A los Cuchumatanes en su totalidad, con cada verso colocado en columna distinta.

Años después, bien informado Carrera de la conducta de los hermanos Diéguez, Carrera se ablandó y permitió la entrada de Manuel Diéguez al país en el año 1848. Más adelante autorizó también la venida de Juan Diéguez. Sin embargo, él, por encontrarse bien establecido en Chiapas, retrasó su retorno hasta el año 1860, falleciendo pobre en 1866.

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.