FAMILIAS EN PAZ
Importancia de la autoridad parental
Siendo niño recuerdo que una sola mirada de mi madre bastaba para saber cómo comportarme en determinada situación. La frase: “cuando lleguemos a casa hablamos” era sinónimo de recibir una buena lección si no acataba la orden no verbal. Fueron ejercicios de autoridad parental que nos formaron y que hoy reconocemos su validez y efectividad. De hecho, respetamos a nuestros padres porque nos disciplinaron y formaron.
En la sociedad moderna la autoridad parental se ha visto socavada, provocando un deterioro moral que se evidencia en actitudes o conductas como la falta de respeto a los padres y abuelos, el abuso y agresión hacia otra persona, el desprecio a la vida humana, la falta de compromiso en el matrimonio y la familia.
La autoridad es un elemento decisivo en el desarrollo social; ninguna comunidad podría subsistir sin el adecuado ejercicio de la misma. Esta palabra proviene del latín auctoritas, que a la vez se deriva del verbo augure y significa aumentar, hacer crecer. Su fin es el de sostener, edificar, construir. En todos los ámbitos de nuestra vida encontramos diversas esferas de autoridad que rigen las relaciones: entre marido y mujer, padres e hijos, maestro y alumno, gobernantes y gobernados, empresario y colaborador. Es determinante entonces que en nuestra etapa formativa aprendamos a relacionarnos con la autoridad. La primera instancia de autoridad que reconocemos es la de los padres, que cuando es ejercida de manera correcta, supone una influencia positiva en la formación del individuo: ayuda a desarrollar su autonomía y responsabilidad. Cuando los padres renuncian al ejercicio de su autoridad, por considerar el discutible respeto a la libertad de los hijos, están mutilando su liderazgo, abandonando la única oportunidad que podrían tener de influir de forma positiva en sus vidas.
En la dinámica de la autoridad parental entran en juego conceptos como la libertad, responsabilidad, obediencia y motivación. En ningún momento implica ser permisivo. Surge la pregunta ¿Cómo debe ser ejercida la autoridad parental para que sea efectiva? Es importante aclararlo pues hay una línea muy delgada entre autoridad y autoritarismo. La autoridad parental deberá ejercerse sobre la base de la libertad; sin imposiciones, buscando la convicción de los hijos para adherirse a las normas éticas y morales de forma voluntaria. Para que sea efectiva, los padres debemos apelar a la coherencia entre lo que pensamos, hacemos y demandamos. Si exigimos a nuestros hijos determinada conducta, hemos de ser modelos de ella. La autoridad es más eficaz cuando se apoya con el ejemplo.
' Un buen padre es uno de los activos más desapercibidos y sin embargo, uno de los más valiosos de nuestra sociedad.
Rolando De Paz Barrientos
El autoritarismo es imponer un régimen de dominio sobre otro, sin dirección y trascendencia. Cuando los padres imponen sus criterios y emplean la fuerza para hacerse obedecer, los hijos se convierten en objetos de dominación, sometidos a la voluntad de otros, provocando rechazo, resentimiento e ira. En su vida adulta serán personas que no confían en sí mismos, dependientes de una figura autoritaria.
El funcionamiento adecuado de una familia requiere la existencia de una estructura de autoridad bien definida, sin autoritarismo. Como padres, la tarea de dirigir hemos de realizarla basada en principios y valores. Toda autoridad es representativa; la de los padres ha sido delegada por Dios para formar a nuestros hijos en el camino del bien.
Transformar la sociedad comienza en casa, mediante el ejercicio adecuado de la autoridad parental. Cuando la ejercemos con responsabilidad surgirán de los hogares individuos capaces de ser instrumentos de bien. No claudiquemos en esta noble tarea.