La fe que impacta es aquella que transforma su contexto. Esta es quizá la conclusión a la que hoy podemos llegar respecto a la Reforma Protestante de 1517; un movimiento cuyo propósito era volver al verdadero cristianismo, bíblico, sencillo y genuino.

La Reforma es considerado uno de los sucesos más significativos en la historia de la humanidad: marcó la identidad teológica, histórica, intelectual, económica y política de Alemania, Europa y los países occidentales. Permitió la formación de valores sobre los cuales se han construido las sociedades libres, dio un impulso a la educación, dando inicio a una era de progreso y civilidad alrededor del mundo.

La corrupción eclesiástica, su falta de piedad y principalmente la falta de acceso a las Sagradas Escrituras hacían que el pueblo viviera en una religión de superstición y normas externas sin fundamento. Sin embargo, todo ser humano tiene derecho a conocer los fundamentos de su fe, pues la práctica religiosa o el cumplimiento de normas externas nunca llegan a satisfacen la necesidad profunda de ser iluminado en su ser interior, ser guiado por luz, por palabras de verdad, que solamente se encuentra en la Palabra de Dios.

Que el pueblo llegara a tener acceso a las Escrituras y en su propia lengua fue clave para la transformación de su pensamiento a la luz de la verdad divina, proveyéndole un sentido de libertad y de justicia. Algunas de las áreas de impacto fueron las siguientes: en el aspecto educativo permitió la democratización de la enseñanza. Lutero estaba interesado en que todos los cristianos leyeran la Biblia, por lo cual fomentó la escolarización universal de las zonas protestantes y para ello crearon escuelas y universidades de alto nivel, algunas de ellas permanecen hasta hoy como Harvard, Princeton y Yale.

Se promovió la educación pública y obligatoria tanto para niños y niñas. En la Europa medieval los siervos y su descendencia debían trabajar la tierra bajo el modo de producción feudal. La educación estaba en manos de la Iglesia Romana y en su mayoría solo los hijos varones de los nobles podían acceder a ella. Otros reformadores como Juan Wesley lograron que cesara el trabajo infantil.

En el plano económico Sasha O. Becker formula la teoría del capital humano como teoría alternativa a la de Max Weber, quien atribuyó la prosperidad económica de las regiones protestantes a una ética protestante del trabajo, en tanto que Becker postula que prosperaron debido a la instrucción en la lectura de la Biblia, generando el capital humano crucial para la prosperidad económica. A mayor educación, mayor capital humano.

La familia también fue impactada por la Reforma. El principio bíblico del sacerdocio universal de los creyentes despertó en los padres de familia el sentido de responsabilidad en la instrucción y formación de sus hijos, permitiéndoles enseñar principios y valores en casa, tal como lo establece la Escritura. No inhabilitaba a las mujeres, al contrario las facultaba para que también ejercieran labores formativas y educativas no solo en casa sino también en la iglesia.

El concepto de familia monógama tiene sus raíces en la Reforma. Se aleja del concepto medieval de la mujer como propiedad, dirigiéndola a un modelo relacional, de acuerdo al modelo bíblico del matrimonio.

En resumen, la clave de la Reforma fue el acceso a las Escrituras, una libertad que hemos de defender como un principio universal de todo hombre, la de conocer el fundamento de su fe. Celebremos la Reforma protestante con agradecimiento a Dios, reconociendo que Dios sigue obrando en la historia de la humanidad.